PLAN DE NEGOCIOS DEL GRUPO AR

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Austral esta fusionada en la mayoría de sus áreas con Aerolíneas Argentinas desde la privatización de ambas al comienzo de los ’90, perduró su marca comercial. Su dueño estatal, sus autoridades y directorio son los mismos. El Grupo AR se propone ahora completar esa integración, comprometiéndose a conservar su personal, para lo cual es indispensable que sus técnicos estén debidamente capacitados. No es un cierre, como maliciosamente dicen algunos delegados de Austral. Si lo fuera, todos los empleados de Austral serían despedidos. Su fin sería el mismo que tuvieron los empleados de LATAM Argentina. Tampoco es un desguace o desmantelamiento, como tramposamente difunden, al contrario, Austral estará más integrada y unida que antes a Aerolíneas Argentinas.

Recientemente, los aludidos delegados de Austral, instigados por aquellos a quienes responden y los dirigen políticamente (P.O trotskista), dispusieron irresponsablemente, que los técnicos de sus sectores no concurran a cursos de capacitación, a los que fueron convocados por las autoridades del Grupo AR. Los mismos, son indispensables para que los técnicos de Austral puedan seguir prestando servicios, cuando finalice la fusión entre Aerolíneas Argentinas y Austral, la cual avanza según el cronograma estipulado. La directiva de no concurrir, jamás fue avalada por la Comisión Directiva de APTA. Quienes no asistieron, han recibido 5 días de suspensión por su incumplimiento. A los delegados Gastón Kuttnick y Guido Cofré, el Grupo AR les inició el juicio de desafuero para luego proceder a sancionarlos por su inasistencia. Un técnico, al rehusarse a recibir un curso de capacitación que posibilita su continuidad laboral, no va a lograr trabar o cambiar los planes empresariales respaldados por el Gobierno Nacional. Sí, va a lograr excluirse por propia voluntad, del proyecto empresario y de la Empresa.

Crear una Unidad de Mantenimiento, expandiendo los servicios y aumentando ingresos por trabajos a terceros. Junto con una Unidad de Cargas, para transportar la carga general argentina desde y hacia el exterior, que permitirá usufructuar un multimillonario negocio que nunca fue explotado por Aerolíneas Argentinas, sino por empresas extranjeras. Son proyectos empresariales que tienen 70 años de demora. No será tampoco una tercerización de servicios. Dichas unidades y todo su personal pertenecerán igual que ahora al Grupo AR, con su mismo presidente y directorio. Es una forma de organización y administración, que otras empresas aerocomerciales de la magnitud de Aerolíneas Argentinas, hace tiempo han implementado exitosamente.

Si todo el Plan de Negocios se ejecuta debidamente, con excelencia, transparencia e idoneidad, se logrará reducir costos, aumentar la productividad, la eficiencia y la rentabilidad empresarial. Asegurando la viabilidad empresaria y los puestos de trabajo durante la transición de la presente crisis; y, su consolidación y expansión cuando los mercados se recuperen. Cuando, en la post pandemia, Aerolíneas Argentinas sea un instrumento estratégico indispensable, para impulsar la reactivación y el crecimiento económico nacional. No solo respecto de la actividad turística sino de toda la producción argentina, dentro de nuestro vasto territorio y hacia todas las regiones del mundo. Los beneficiados serán los 45 millones de argentinos y argentinas accionistas de Aerolíneas Argentinas, todos sus trabajadores y trabajadoras y, por supuesto, nuestra Nación.

La realidad de la industria aerocomercial en Argentina y el mundo, como la económica y laboral en nuestro país, no es la misma de diciembre de 2019. Es inédita y trágicamente peor. Así como la pandemia del Covid-19 fue inevitable que llegara a la Argentina, aunque algunos negacionistas decían y dicen lo contrario, también fue inevitable que nos alcanzara la pandemia de las empresas aerocomerciales, que redujo más del 90% del tráfico de pasajeros en todo el planeta, con la consecuente parálisis de todas las compañías aéreas, varios miles de aviones en tierra, y pérdidas incalculables en decenas de millones de dólares. Hasta que la actividad aérea nacional recupere los indicadores del 2019, debemos centrar nuestros esfuerzos en tratar de disminuir los daños y las pérdidas, en empresas aéreas, condiciones laborales, salarios y empleos.

Principalmente, evitar que padezcamos lo mismo que al resto de las aerolíneas del mundo, fabricante de aviones y de motores, que, a pesar de recibir decenas de miles de millones de dólares y euros, tanto en EEUU como en Europa, a través de subsidios directos, créditos generosos estatales o garantizados por los Estados, han despedido igual a decenas de miles de trabajadores; y, anunciado que lo seguirán haciendo en igual magnitud, sino les otorgan más ayuda estatal. No es igual estar suspendido que sin trabajo. Hoy, tener un trabajo en la industria aeronáutica, que además sea en blanco y digno, es la excepción no la norma.

No hay que ser negacionistas ni tampoco miopes al creer que es imposible que podamos sufrir lo mismo, que otros trabajadores y trabajadoras de nuestra industria están padeciendo en todo el planeta. Además, en la Argentina hay un solo Plan B. Las aniquiladoras políticas neoliberales, que nunca se van y siempre acechan desde cualquier sector político. Las representan, los que afirman que reducir a Aerolíneas Argentinas a la mitad, es “salvarla”; o, que achicar a Aerolíneas es “agrandar a la Nación”. Aún peor, los que se regodean soñando en eliminarla; o sino mal venderla a algún fondo de inversión extranjero, para que sean ellos quienes la hagan desaparecer. Existe el Plan A de Aerolíneas Argentinas, adecuada y consensuadamente llevado a cabo con los sindicatos. O, el Plan B.

Acaso alguien en su sano juicio puede creer, que un “soviet” o comisión interna gremial, puede llegar a tomar el control de la Empresa y ser una alternativa de conducción salvadora. Que, pseudogremialistas con falsa conciencia de la realidad, incapaces de distinguir gobiernos progresistas y nacionalistas de neoliberales y reaccionarios, son “la solución” para los problemas de Aerolíneas Argentinas y sus trabajadores/as. Su fanatismo ideológico y su accionar como grupo de presión gremial-partidario, los hace tratar de sabotear planes de negocios cuyo propósito es la continuidad de la Empresa y su personal; instrumentados mediante el debate y la negociación sindical. Se constituyen en los principales enemigos, de aquellos que dicen defender.

La Comisión Directiva de APTA, ha sido elegida por sus afiliados y afiliadas hace 9 meses, de manera democrática, transparente, legal y legítima para representar a todo el colectivo de APTA, ante empresas, autoridades administrativas, judiciales y políticas, a los efectos de conducir los destinos del sindicato. Esa es su misión, deber y derecho. Nuestra Comisión Directiva, tiene la voluntad de poder de ejercer plenamente sus funciones, y hacer valer su principio de autoridad. Los delegados de Sector, elegidos para representar a quienes trabajan en un lugar, no pueden ni deben arrogarse las atribuciones que son exclusivas de la Comisión Directiva, que, por tal motivo existe dentro de la estructura orgánica sindical. Pretender hacerlo, es antidemocrático, autoritario y destituyente. Es querer usurpar el poder legal y legítimo de la Comisión Directiva, mediante tácticas fascistas.

Quienes lo hacen, no buscan defender los derechos y el trabajo de los miembros de APTA, como declaman. Ese es su camuflaje. Solo persiguen sus propias ambiciones de poder, gremiales y políticas. Sus intereses sectarios. Utilizando la propaganda sistemática, basada en la desinformación, el engaño y la calumnia, para conseguirlos.

La actual Comisión Directiva de APTA, continuará con la política sindical histórica del sindicato. La defensa irrestricta de los intereses nacionales. Los de Aerolíneas Argentinas, sus trabajadores/as y el país. Todos convergentes. Con esa convicción de amparar lo nacional, nos opusimos a la corrupta privatización menemista, y luego, durante muchos años, al saqueo constante de los activos de Aerolíneas Argentinas llevado a cabo por Iberia, la Sepi y Marsans. Por último, participamos y avalamos la reestatización kirchnerista. La historia nos dio siempre la razón. Esas arduas peleas, las dimos y ganamos con el respaldo y la intervención activa de la mayoría de nuestros compañeros y compañeras. Aunque, siempre hubo en cada momento una minoría negacionista o miope, que, por incapacidad o conveniencia, se opuso y fue funcional a los intereses contrarios a los nacionales.

APTA, seguirá luchando por la consolidación y crecimiento de Aerolíneas Argentinas -el sistema nacional de transporte público aerocomercial-, nuestros puestos de trabajo, derechos laborales y salarios dignos. APTA, respaldará el Plan de Negocios del Grupo AR, si es que cumple con los objetivos anunciados y es implementado mediante el diálogo y el consenso gremial.

Necesitamos ser conscientes y ver la realidad si queremos que nuestra Línea Aérea de Bandera tenga un futuro como empresa nacional; que tengamos un futuro como trabajadores y trabajadoras de la industria aeronáutica; y la Argentina, un futuro como país.

QUIEN QUIERA OÍR QUE OIGA. QUIEN QUIERA VER QUE VEA.
QUIENES NOS QUIERAN SEGUIR QUE NOS SIGAN.

CADA UNO ES RESPONSABLE DE SUS ACTOS Y DE SUS CONSECUENCIAS.

Ciudadela, septiembre 12 de 2020.

 

Ricardo CIRIELLI
Secretario General

Carlos SELENIS
Secretario Adjunto

Martín ZAPATA
Secretario Técnico Profesional

Mariano MENDEZ
Secretario Acción Social

Claudio SOSA
Prosecretario Acción Gremial

Gabriel MORSELLI
Secretario Asistencial

Paula ARAGÓN
Secretaria de Prensa y Cultura

Sergio CRUZ
Secretario Tesorero y Administrativo

Martín MORO
Secretario de Interior

Julio SORIA
Segundo Vocal Titular

Gastón PARODI
Tercer Vocal Titular

Fernando GARCÍA
Primer Vocal Titular

Christian MONTES
Primer Vocal Suplente

Estanislao FORBES
Segundo Vocal Suplente

Narciso DOMÍNGUEZ
Tercer Vocal Suplente

 

 

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