Precisiones sobre el futuro del B737 MAX

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La FAA elaboró un documento y exige cambios.

La Federal Aviation Administration (FAA) emitió un documento que recopila la información sobre lo realizado en torno al Boeing 737 MAX en los últimos meses y establece qué deberá hacer el fabricante del avión para que vuelva al servicio.

El trabajo que presentó la FAA tiene 95 páginas en las que se vuelcan datos sobre el profundo análisis que realizaron más de 40 ingenieros, técnicos, pilotos e inspectores luego de unas 60.000 horas de revisiones.

Uno de los principales puntos en las exigencias de la FAA es que se cambie el software que compensa el cabeceo o caída de nariz del avión, es decir el sistema que fuera el principal responsable de los dos accidentes fatales que llevaron a que se prohibiera que el avión continuara volando. Además de ese reemplazo , la FAA exige que los pilotos sean entrenados para su operación y la modificación del cableado de los estabilizadores horizontales de la aeronave.

Cuando las fundamentadas decisiones de la FAA sean satisfechas por Boeing, los funcionarios norteamericanos y veedores de otras agencias extranjeras de aviación, verificarán los resultados que se plasmen en las pruebas de vuelo antes de que se proceda a la recertificación del avión.

Como se recordará el MAX fue el avión más vendido al momento de su lanzamiento, sin embargo, terminó siendo muy cuestionado luego de los accidentes, y no sólo por las tragedias, sino porque surgieron dudas sobre el desarrollo y la certificación del avión, sobre todo luego de que surgieran correos electrónicos internos de técnicos que advertían sobre potenciales problemas de seguridad con el avión.

Además del daño en el prestigio de la legendaria compañía, el año pasado Boeing sufrió una sangría financiera que la llevó a perder 640 millones de dólares que sólo sería una parte de las consecuencias financieras que deberá afrontar por las deficiencias del MAX.

Además del daño en el prestigio de la legendaria compañía, el año pasado Boeing sufrió una sangría financiera que la llevó a perder 640 millones de dólares que sólo sería una parte de las consecuencias financieras que deberá afrontar por las deficiencias del MAX. Además, el fabricante con sede actual en Chicago, ha recibido cancelaciones por 323 aeronaves, la mayoría de ellas del modelo MAX. Si bien la caída en las órdenes de compra también se deben a las consecuencias de la pandemia del SARS-CoV-2, lo que más ha afectado al fabricante ha sido la crisis del 737 MAX.

A pesar de las dificultades señaladas, empresas como Southwest, el mayor comprador del modelo, sigue comprometida con el proyecto MAX y considera que el avión será una gran herramienta cuando la actividad aeronáutica se restablezca plenamente. La simpatía de la aerolínea no es por mera y abstracta confianza, sino a la fuerte indemnización que acordó con Boeing por haber sido obligada a detener sus aviones y no recibir las unidades que esperaba cuando sus actividades estaban en plena expansión. De alguna manera Southwest tuvo una cierta suerte que, si bien hubiera sido mejor no sucediera, la ayudó a pasar de una forma menos apremiante el tiempo de la crisis por el COVID-19 que, como todos saben, redujo la actividad aerocomercial a niveles nunca vistos en la historia. En otras palabras: Southwest hubiera tenido sus aviones en tierra de todas formas, pero la crisis significó ingresos inesperados.

Fuente: aeromarket.com.ar
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