Starlink, ARSAT, papelitos e industria nacional

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Por Guillermo Rus / contraeditorial.com

Con un desconocimiento asombroso de las capacidades nacionales, el actual ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, en el marco del 21 Council of Americas, dijo: “Starlink no podía proveer Internet satelital en Argentina porque había un papelito que lo impedía. Ese papelito decía que no se podía ofrecer servicios satelitales de Internet por satélite en Argentina si Estados Unidos no generaba una reciprocidad en el acceso a nuestros satélites que creo que no tenemos para el territorio americano”.

Deslumbrado por los avances tecnológicos y las inversiones extranjeras, Sturzenegger confunde la propia regulación que busca desregular y desconoce las capacidades nacionales: Argentina, desde hace más de 9 años, brinda servicios en Estados Unidos generando ingresos por servicios de exportación sobre tecnología nacional destacándose en un mercado ultra competitivo.

El 30 de septiembre de 2015, desde la Guyana Francesa, era lanzado a la órbita de la Tierra el satélite ARSAT-2 de la empresa estatal creada por Néstor Kirchner en el año 2006. Fabricado en la provincia de Río Negro por INVAP, ARSAT-2 fue diseñado para prestar servicios en todo el continente americano. Este satélite genera alrededor de USD10 millones por año de ingresos por exportación de servicios a distintos países de la región, principalmente a Estados Unidos.

En Argentina, la autorización de satélites y constelaciones satelitales para comunicaciones, se regulaba mediante dos resoluciones de los años 1998 y 1999. Solamente el reglamento que normaba la autorización de satélites geoestacionarios contemplaba un régimen de reciprocidad (en el trato). Argentina tenía acuerdos firmados con Estados Unidos, Canadá, México, España, Países Bajos, Brasil y la Comunidad Andina. En el sitio Web de la Dirección de Asuntos Satelitales podemos ver que hay 38 satélites geoestacionarios autorizados a operar en Argentina, de los cuales 15 rigen sobre el acuerdo con Estados Unidos.Argentina cuenta con un solo satélite con la capacidad de brindar servicios sobre el territorio de los Estados Unidos. Sin embargo, Estados Unidos tiene 15 satélites geoestacionarios autorizados en Argentina, además de las constelaciones Iridium, Starlink y Globalstar. Todos los años la FCC le cobra a ARSAT, por los gastos de gestión administrativa relacionados con la autorización de ARSAT-2, alrededor de USD120 mil dólares. Argentina no le cobra, ni lo hacía antes, cargo fijo alguno a los satélites estadounidenses.

La autorización de constelaciones no geoestacionarias en Argentina no requería, ni requiere luego del decreto 70/2023 de Milei, ningún tipo de acuerdo de reciprocidad. Entre 2019 y 2023 solicitaron autorización para operar en Argentina tres constelaciones para banda ancha: Starlink, OneWeb y Amazon Kuiper. La única restricción que estableció ENACOM para que estas constelaciones pudieran brindar servicio en Argentina fue la coordinación de las redes satelitales con ARSAT para evitar interferencias con las redes que la Argentina tenía presentadas ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) para evitar degradación de servicios en los satélites actualmente operativos y los que se encuentran en desarrollo. En 2023, durante el gobierno del Frente de Todos, ARSAT firmó los tres acuerdos mencionados.

Ahondando más en el desconocimiento del propio país que busca gobernar, Sturzenegger también afirmó que en Argentina no había alternativas para conectarse a Internet satelital previas a la sanción del DNU 70/2023 donde Milei establece la apertura de cielos en Argentina eliminando cualquier vestigio de protección a la industria satelital de comunicaciones nacional. Primero, a través de ARSAT-1 y ARSAT-2 es posible conectarse a Internet: desde 2014 ARSAT provee servicios de Internet satelital en miles de escuelas en todas las provincias del país y un conjunto de empresas brindan este servicio al sector privado. Más de 60 radiobases de la red móvil de uno de los principales operadores de comunicaciones móviles se conectan a Internet a través de ARSAT-1, solo como un ejemplo.

Aún más preocupante es que el ministro de Desregulación desconozca que actualmente ARSAT se encuentra desarrollando, a través de INVAP, el tercer satélite de su flota especialmente diseñado para proveer banda ancha en Argentina y países limítrofes. Con una inversión que ronda los USD280 millones financiada en un 90% por el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), ARSAT-SG1 tendrá 70 Gbps de capacidad para brindar banda ancha en más de 200 mil hogares. La construcción de este satélite se encuentra muy avanzada y se estima, de no producirse la suspensión de su fabricación tal como aconteció con ARSAT-3 durante el gobierno de Macri, que sea lanzado al espacio en 2026.

También es importante mencionar que desde el año 2022 ARSAT cuenta con 8 Gbps de capacidad sobre el satélite SES-17 que opera como sistema transitorio hasta tanto ARSAT-SG1 tenga capacidad de brindar servicios comerciales. Sobre SES-17, renombrado para Argentina como ARSAT-T1, se llevó adelante desde la Secretaría de Innovación el programa Mi Pueblo Conectado mediante el cual se desplegó conectividad satelital de banda ancha en 377 localidades, entre otras iniciativas. También sobre la capacidad de ARSAT-T1 un conjunto de empresas nacionales brindan servicios para distintas industrias como la minería, el petróleo y al agro así como también para usuarios residenciales.

Es evidente la clara predilección del gobierno de La Libertad Avanza (LLA) por Starlink y el rechazo por las capacidades desarrolladas por empresas nacionales, ya sean estatales (nacionales y provinciales) o privadas. No es ningún secreto que el modelo neoliberal extremo que propone LLA busca incrementar las ganancias de los capitales globales anulando cualquier resistencia a su despliegue. Lo notable es suponer que esto va a redundar en una mejor calidad de vida para quienes habitan en el territorio argentino.

*Exdirector de ARSAT

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