Una semana movida, y con mucha incertidumbre en el sector aéreo. Con algunos gremialistas, además, con incontinencia verbal

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El clima que se vivía el viernes donde se daba por sentada cierta continuidad en los organismos y empresas que conforman el conglomerado estatal aerocomercial (ANAC, ORSNA, EANA, Junta de Seguridad en el Transporte (JST), Ministerio de Transporte, Intercargo, Aerolíneas Argentinas) no era el mismo, obviamente, que el que se respiraba en esos mismos lugares el martes, primer día hábil post balotaje. Aunque los números finales obtenidos por los candidatos, no dejaban dudas de que también allí, y pese a la campaña del miedo, muchos de los empleados de estas empresas y organismo también habían votado por Javier Milei.

Obviamente el fastidio en el ambiente se reflejaba más nítidamente en Aerolíneas Argentinas empresa que se ha convertido en un caso testigo para juzgar la gestión libertaria. No necesariamente su privatización, por lo menos inicialmente, sino el posible traspaso con fondos para subsistir un año a los empleados, que no es lo mismo, como señalaron erróneamente algunos medios, a los gremios.

Sin embargo, fueron justamente dos secretarios generales los que salieron primeros a hacer declaraciones a los medios, mientras que el resto mantuvo un prudente silencio. Edgardo Llano, titular de la Asociación de Personal Aeronáutico (APA) en C5N, afirmó que Milei “quiere firmar la muerte de Aerolíneas Argentinas” y que “es imposible hacer una cooperativa con 12.000 empleados”. También habló de los riesgos de abrir los cielos – como si no hubiera suficientes experiencias en el mundo – y alertó sobre la reacción de los gremios. En Radio 10 dijo: “Entregarles la compañía a los trabajadores, sería el certificado de defunción para Aerolíneas”. Además, ratificar algo que pocos dudan: “Esta empresa sin los aportes del Estado no puede funcionar”.

Dato que confirman y dimensionan los 8 mil millones de dólares que la empresa recibió del Tesoro desde su re-estatización en 2008 hasta aquí.

Otro dirigente gremial que habló con la prensa fue Pablo Biró, titular de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) que, llamativamente, estuvo ese martes más sosegado que en otras oportunidades y bajó los decibeles al decir: “Lo que va a suceder es lo que sucede siempre en un cambio de administración: van a desembarcar, la van a auditar y se van a sorprender gratamente por la forma de operación de la compañía”.

Y agregó: “Cuando Milei, que es economista, vea el impacto de Aerolíneas sobre el PBI de la Argentina, no solo no se la va a querer dar a los trabajadores, sino que va a buscar un management eficiente para potenciarla”.

Tal fue la sorpresa de algunos de sus colegas por el tono de las declaraciones que se preguntaban si no se estará candidateando para conducir la empresa si, como se dijo, pasa “inicialmente” con recursos del Estado, a ser administrada por los trabajadores.

Pero 24 horas después, Biró volvió a ser Biró y amenazó con que si pretenden privatizar Aerolíneas “ellos la van a defender y nos va a tener que matar, literalmente”.

La diferencia entre la buena predisposición del martes, frente al proyecto de traspasar la empresa a los trabajadores, y el exabrupto del miércoles ante la posible privatización, reflotó un rumor que circuló un tiempo atrás – aunque nadie se atrevió a confirmarlo con nombre y apellido – sobre un encuentro reservado entre el dirigente gremial y el por entonces candidato Milel. Solo ellos saben de qué hablaron, si la reunión existió

Pero las idas y vueltas de Biró, no terminaron allí. Horas más tarde, el efusivo comandante de A330 de la empresa estatal salió a pedir disculpas, reconociendo que se había equivocado, “llevado por la pregunta del periodista y su propia efusividad, al punto que él mismo se había sorprendido por lo que había dicho y que respetaba lo que el 55% de los argentinos habían votado el domingo. Algo que en el barrio suelen graficar como “retroceder en chancletas”. Más tarde, un comunicado de prensa de APLA, ratificaba esta postura.

Otro tema que surgió también esta semana es la confianza de los gremialistas en que para cambiar el estatus institucional de Aerolíneas Argentinas – privatizarlas o cederla a los empleados – va a ser necesario modificar o derogar por lo menos dos leyes, que surgieron cuando la empresa volvió al Estado, lo que implica recorrer una ruta plagada de cumulonimbos.

La primera – según explicó el especialista en temas aeronáuticos Carlos Vázquez – la Ley 27412 o “de rescate” impide que se pueda ceder más del 50% de las acciones de Aerolíneas, que, no hay que olvidar, es un Sociedad Anónima. La segunda, la Ley 26.466, la de “expropiación” (fines de 2008) la que obliga al Poder Ejecutivo en su Artículo 3 “garantizar la prestación de los servicios, y a instrumentará los mecanismos necesarios a los fines de cubrir las necesidades financieras derivadas de las empresas”. Se refiere al grupo Aerolíneas Argentinas.

Mientras tanto, sectores del oficialismo en combinación con algunos gremios, estarían diseñando la estrategia – dicen que hay antecedentes – para plantear que tanto Nicolás Posse, designado ministro del Interior, y Guillermo Ferraro, posible ministro de Infraestructura, a cargo de Transporte, Obras Públicas, Energía, Minería y Comunicaciones deberían inhibirse, ya que tendrían un conflicto de intereses. En el primer caso, de todo lo que tenga que ver con lo aéreo, por haber trabajado hasta este año, cuando pidió licencia, en Aeropuertos Argentina 2000 (donde conoció a Milei), y el segundo en temas de Aerolíneas por haber sido director hasta abril de KPGM Argentina, empresa asesora que audita desde hace años los balances de Aerolíneas Argentinas.

Consultado un colaborador de la Libertad Avanza sobre este tema solo contestó “Hemos ganado batallas más grandes, como la de este domingo”.

Fuente: aviacionnews.com

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