El Boeing 737 es una saga del capitalismo que fracasó

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15/12/2020 Clarin.com – Nota

Management – David Gelles

Una cultura corporativa que privilegiaba los beneficios por encima de la seguridad tuvo consecuencias terribles.
Luego de que un jet 737 Max de Boeing se desplomó al mar frente a las costas de Indonesia en octubre de 2018, cobrando las vidas de sus 189 pasajeros y miembros de tripulación a bordo, Boeing rápidamente diagnosticó el problema: software defectuoso.

La compañía prometió inmediatamente arreglar el código, les recordó a los pilotos cómo manejar una falla potencial e insistió que el Max era seguro. Sin embargo, menos de cinco meses después, se estrelló otro jet 737 Max, esta vez en Etiopía. De nueva cuenta, el software nuevo —conocido como Sistema de Aumento de las Características de Maniobra, o MCAS— fue identificado como el culpable. Ahora con un total de 346 muertes, el Max fue suspendido a nivel mundial, sumiendo a Boeing en la peor crisis en su historia. En noviembre, la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos autorizó que el Max volara de nuevo, poniendo fin a la suspensión más larga de un jet comercial.
La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos autorizó al Boeing 737 Max a volar de nuevo, 20 meses después de su suspensión.

No obstante, la saga ha destrozado la reputación de Boeing. La verdadera causa de los accidentes no fue software defectuoso. Fue una cultura corporativa que fue por el camino equivocado. Una y otra vez, los ejecutivos e ingenieros de Boeing no tomaron en serio las señales de advertencia, optaron por no adoptar precauciones adicionales y tomaron decisiones pensadas en ahorrar dinero o aumentar las ganancias. El software nuevo, que tenía el poder de empujar la nariz del avión hacia abajo una y otra vez, dependía de solo un sensor. En ambos choques, falló ese sensor. Los riesgos eran evidentes desde un principio. Boeing consideró, y luego abandonó, la idea de añadir una alerta de activación del MCAS a la cabina de mando del Max. Cuando el Max entró en servicio en 2017, los funcionarios se enteraron de que una luz de advertencia en cabina que podría haber ayudado a los pilotos en los vuelos en Indonesia y Etiopía a identificar una falla del MACS no estaba funcionado. Pero la compañía no informó a las aerolíneas. Ninguna de estas transgresiones por sí sola fue directamente responsable de los choques. Pero el efecto acumulado fue fatal. Cuando Harry Stonecipher, el ex jefe de la compañía rival McDonnell Douglas, se convirtió en director general de Boeing en 2003, recortó costos, redujo la fuerza laboral, aumentó el outsourcing e incrementó el programa de recompra de acciones y dividendos de accionistas de Boeing.

En 2011, Boeing se enteró de que American Airlines, uno de sus clientes más importantes, estaba listo para ordenar jets nuevos de Airbus. Por lo tanto, Boeing decidió rediseñar el 737. Para hacer que el Max tuviera mayor eficiencia de combustible, necesitaba motores más grandes. Pero esos motores necesitaban ir montados mucho más adelante. Para compensar esto, Boeing introdujo el fatídico sistema MCAS.Y aún cuando la compañía supo que el software había causado el primer choque, mantuvo al Max volando hasta que se desplomó otro avión. En marzo de 2019, entrevisté a Dave Calhoun, el nuevo director general de Boeing. Pareció insinuar que los pilotos de los dos vuelos condenados podrían haber manejado mal la falla del software. Entonces la pandemia del coronavirus frenó en seco los viajes aéreos. Aerolíneas de todo el mundo cancelaron pedidos de cientos de jets Max. Boeing despidió a decenas de miles de empleados y vendió su yate corporativo por 13 millones de dólares. En el curso del año, Boeing implementó políticas nuevas para mejorar la supervisión de ingeniería, promover la transparencia y animar a los empleados a reportar inquietudes de seguridad. No obstante, la verdadera medida de cambio al interior de Boeing será cómo se comporten sus ejecutivos en los próximos años. ¿Pondrán primero la seguridad? ¿Alzarán la voz cuando algo no anda bien? Hasta que todo eso suceda, nada habrá cambiado realmente.

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