Fadea. La empresa estatal que espera sortear la crisis exportando aviones
08/08/2020 La Nación – Nota – Sup. Comunidad de Negocios – Pag. 5
Delfina Torres Cabrero
RECONVERSIÓN Capacidad de adaptación La firma cordobesa busca compensar la pérdida de contratos internacionales con un nuevo modelo para fuerzas de seguridad.
La paralización de la actividad aerocomercial generada por la pandemia de coronavirus golpea también a la Fábrica Argentina de Aviones, Fadea, que en los últimos años inició una estrategia de diversificación para sumar empresas del sector privado a sus clientes históricos, las Fuerzas Armadas argentinas. Según calcula Mirta Iriondo, presidenta de la empresa estatal desde enero de este año, la reducción de facturación explicada por la paralización de las actividades comerciales rondará los US$15 millones, aunque espera compensarlo con la pata militar: tienen en agenda la entrega de dos aviones Pampa III y están a punto de lanzar el desarrollo de un nuevo avión de entrenamiento de diseño y fabricación local que, estiman, puede ser un buen producto para exportar a la región.
El 80% de los trabajos de la Fábrica Argentina de Aviones Brigadier San Martín SA -fundada en 1927 y radicada en Córdoba- son encargos de las Fuerzas Armadas, que este año representarán una facturación de alrededor de US$50 millones. La unidad de negocios con privados es parte del legado de la gestión anterior que Iriondo decidió continuar y, si bien ahora se encuentra virtualmente paralizado, planea reforzar a futuro. La facturación de esa unidad se estimaba para 2020 en US$15 millones, monto que la funcionaria da ya por perdido.
La empresa produce el IA-63 Pampa III, un avión de entrenamiento avanzado que cuesta alrededor de US$13 millones. Si bien el plan para este año era entregar tres unidades al Ministerio de Defensa, la pandemia y la demora del presupuesto alteraron el cronograma. La empresa entregó uno en marzo, que se había comenzado a fabricar el año pasado, planea entregar el segundo en diciembre y el tercero en mayo de 2021.
Además, trabaja en la modernización del modelo IA-58 Pucará con la colaboración de Invap, de dos aviones Hércules, y en pocos días planea anunciar el desarrollo de un tercer modelo de avión, el IA-100, que estará destinado a entrenamiento primario para las fuerzas nacionales y que, según considera Iriondo, podría ser un buen producto para competir internacionalmente.
“Es un proyecto que empezó a ser pensado en 2014, un prototipo voló a comienzos de 2016, y ahora se vuelve a retomar. Es interesante porque el diseño y toda la línea de producción, salvo motor y algunas cuestiones de aviónica, van a ser nacionales”, apunta.
A Iriondo la posibilidad de vender aviones a los países de la región le genera especial expectativa. Actualmente la empresa está en conversaciones con Guatemala y con Uruguay, ambos interesados en comprar aviones Pampa III para sus fuerzas militares, lo que de concretarse sería un hito porque nunca se logró exportar uno.
“Nuestro mercado son los países del tercer mundo, porque los países del primer mundo tienen aviones mejores, pero tenemos un problema de financiación. Es una deuda pendiente tener un banco de desarrollo que acompañe esa compra con un crédito. Muchas veces aunque los países están conformes con nuestro producto terminan eligiendo uno de China, que te ofrece el producto y el crédito”, explica.
En la unidad comercial, la empresa se ve afectada principalmente por la suspensión de los trabajos de dos clientes. Por un lado, del fabricante brasileño Embraer, al que Fadea le provee aeropartes para el KC390 y que reprogramó su producción para el año que viene.
Por otro, la aerolínea Latam, a la que le realiza trabajos de mantenimiento en sus aviones no solo de la operación local sino de Brasil y Chile. La empresa se encuentra en concurso de acreedores en Estados Unidos y anunció recientemente su retiro de la Argentina. Además, realiza tareas de mantenimiento para otras aerolíneas como Flybondi o Jetsmart, también suspendidas temporalmente.
La empresa tiene ahora 859 empleados, pero cinco años atrás llegó a sumar cerca de 1700, de los que alrededor de 600 ingresaron a partir de 2009, cuando la entonces presidenta Cristina Kirchner la reestatizó después de 15 años bajo la concesión de la compañía americana Lockheed Martin. A esa época responden también 13 imputaciones dispuestas por la Justicia cordobesa a exfuncionarios de la empresa por administración fraudulenta.
Consultada sobre esa etapa, Iriondo responde que “hay que tener mucho cuidado al tomar la decisión de tener un crecimiento rápido de la empresa, independientemente de la calidad del personal que se incorpore, porque se corre el riesgo de que la curva de aprendizaje no tenga la cadencia que tiene que tener para mejorar la producción. Hubo un momento en que no se hizo eso y, si bien entró gente muy buena, también entraron otras personas que a lo mejor no se les daba trabajo y se desbarató un poco esta cuestión. Se tomó demasiada gente y disminuyó la capacidad de producción de la empresa”, reflexiona.
Recalculando
La empresa opera actualmente al 60% de su capacidad, con alrededor de 200 personas en trabajo remoto o exceptuadas de trabajar por motivos de salud. Con subsidios del Ministerio de Defensa -dado que por ser una sociedad anónima del Estado no les corresponde el ATP- pudieron pagar todos los sueldos y los aguinaldos se liquidaron con el modelo de reducción que definió el Gobierno Nacional. Además, las paritarias se mantienen en suspenso.
“En la parte operativa el año pasado la empresa tuvo pérdidas, pero después cuando uno mira el balance tuvo ganancia y creo que este año va a pasar lo mismo. La parte operativa va a tener un poco de pérdida, que se va a compensar con los subsidios del Estado”, dijo Iriondo y calculó que los aportes que recibirán del Tesoro este año serán de un monto similar al de 2019, en torno a los $800 millones.