Guillermo Carmona: «En los momentos de desmalvinización surge la resistencia de la sociedad»

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31/03/2022 Ambito.com – Home
Joaquín Rodríguez Freire

A 40 años de la guerra, el secretario de Malvinas, Antártida e Islas del Atlántico Sur dialogó con Ámbito sobre la actualidad del reclamo argentino, la necesidad de reforzar el vínculo con los isleños y la víspera de una fecha histórica, entre otros temas.

A 40 años del Conflicto del Atlántico Sur, el secretario de Malvinas , Antártida e Islas del Atlántico Sur de la Cancillería, Guillermo Carmona , analizó la situación actual del país con respecto al reclamo de soberanía frente al Reino Unido , los homenajes y actos que se realizan bajo la consigna «Malvinas nos une» y la relevancia de un aniversario que será histórico.

En diálogo con Ámbito , Carmona afirmó que «hubo etapas donde predominó la desmalvinización por improntas gubernamentales», calificó a la guerra como una «aventura irresponsable» y aseguró que los isleños podrían tener una mejor calidad de vida si el Gobierno británico permitiera un vínculo más estrecho entre las Islas y el continente. Además, sostuvo que la sociedad tuvo una “maduración” con respecto al conflicto y su herencia.

Periodista: ¿Considerás que este es el aniversario más importante desde el fin de la guerra?
Guillermo Carmona: Este aniversario 40 se está dando en un contexto particular, que lo hace especialmente relevante. En primer lugar, porque hemos retomado la política de Estado que marca la Constitución. La iniciativa ha sido del Gobierno Nacional, del presidente Alberto Fernández desde el comienzo de su gestión. Es una política de Estado en la que hay un acompañamiento muy significativo y resaltable de parte del Congreso, lo que hace que no sea únicamente una cuestión del actual Gobierno. El Congreso sancionó por unanimidad tres leyes fundamentales: la que crea el Consejo de Malvinas, la que amplía las sanciones a la pesca ilegal y la que establece el límite exterior de la plataforma continental. Eso es una muestra de que hemos retomado el camino de política de Estado compartida por las fuerzas políticas representadas en el Congreso. Este año se vive con mucha intensidad la conmemoración. Además, con la expectativa de que esa política de Estado permita avanzar en el mundo en el posicionamiento de esta cuestión Malvinas como uno de los casos de descolonización pendientes que requieren una resolución por la vía pacífica.

P.: Después la guerra Argentina atravesó un proceso de desmalvinización. ¿Creés que eso terminó ya?
G.C.: Hubo etapas donde predominó la desmalvinización por improntas gubernamentales, como fue la última dictadura militar, que buscó invisibilizar los dramas de la guerra, o como fue durante algunos gobiernos democráticos, donde se buscó bajarle el perfil a la cuestión Malvinas. También han habido otras instancias de malvinización, que son las instancias donde se vuelve al cauce constitucional sobre la ratificación de soberanía a través del derecho internacional. Así como persiste la tendencia malvinizadora y se va consolidando e imponiendo, siempre hay acciones desmalvinizadoras. Fundamentalmente creo que son a través del poder blando, del soft power. Muchas veces son impulsadas por el propio Reino Unido. En los momentos de desmalvinización surge la resistencia desde la propia sociedad. Hay que tener en cuenta que hay factores, sobre todo externos, que siguen operando para sacar de la agenda nuestra reivindicación de soberanía.

P.: ¿Cómo ves hoy la relación de la sociedad con los veteranos y veteranas de guerra?
G.C.: Fue muy dolorosa la etapa en la que se invisibilizó a los veteranos y también a las veteranas de guerra. El efecto machista también jugó en el Conflicto del Atlántico Sur: se habla de los veteranos muchas veces y no se tiene en cuenta que hubo mujeres que fueron protagonistas de esa parte de nuestra historia. Creo que por la lucha constante que llevaron los veteranos y veteranas de guerra y por la sensibilidad que demostró el Congreso en distintos momentos y que asumieron con mucha fuerza algunos gobiernos en particular, se ha logrado un justo reconocimiento a veteranos y veteranas de guerra. Reconocimiento que se expresa no solamente desde lo simbólico sino también en una serie de medidas gubernamentales en favor de la dignificación de la vida de los veteranos y veteranas de guerra. Esto es un proceso muy positivo. Lo mismo ocurre con la situación de los caídos. Ni los caídos ni los veteranos y veteranas decidieron hacer la guerra; cumplieron con su deber con la Patria, y por lo tanto tienen que ser reconocidos. Estamos en una instancia de reconocimiento muy importante, que marca un modo de relacionamiento de los argentinos con la guerra que demuestra maduración. Se puede distinguir muy claramente la actuación de la dictadura cívico-militar en una serie de decisiones que no dudo de calificar como una aventura irresponsable, claramente distinguido del reconocimiento que tenemos con los caídos en el conflicto y los veteranos de guerra.

P.: ¿En qué momento de las relaciones con el Reino Unido llega este aniversario?
G.C.: El Reino Unido mantiene su actitud de rechazo al restablecimiento de las negociaciones en torno a la soberanía. La Argentina, en función de que se retomó con mucha energía la política de Estado, tiene hoy una fuerte acción en función de crear las condiciones para que se retomen las negociaciones. Hay que recordar que las negociaciones entre Argentina y el Reino Unido existieron entre 1965 y fines de 1981. Hubo distintas instancias, en las que siempre el Reino Unido reconoció que lo que se discutía era la restitución del control sobre las Islas y que lo que había definir eran los plazos y los modos. Han pasado más de 40 años de la decisión unilateral del Reino Unido de congelar las negociaciones. Creemos que llega el momento de retomar una fuerte acción diplomática en función de ese objetivo. Ya le transmitimos al Gobierno británico en distintas instancias y ámbitos que la Argentina está lista para reiniciar las negociaciones que quedaron interrumpidas hace más de 40 años.

P.: Días atrás, una nota de La Nación recogía testimonios de los isleños diciendo que su peor momento fue con los gobiernos de los Kirchner. ¿Qué opinión te merecen esas declaraciones?
G.C.: Lo peor que le pasa a los isleños es lo que omite hacer o lo que hace el Gobierno británico. Estoy convencido de que los isleños tendrían una vida mejor si existiera un vínculo de mayor cercanía entre quienes habitan actualmente las Islas y quienes habitamos el territorio continental argentino. Hubo una época donde ese vínculo era fluido y hacía que hubiera familias vinculadas entre las Islas y el territorio continental. Creemos que ese camino puede retomarse. El Primer Ministro británico se acuerda de los isleños en su mensaje navideño, el resto del año los isleños pueden estar varados, como lo han estado durante dos años los residentes de las islas que son oriundos de otras partes del mundo, y el Gobierno británico no hace nada para resolver esa situación.

Los isleños tienen pésima comunicación con el mundo por el mal servicio de Internet y dificultades para tener una atención sanitaria de alta complejidad. Esas situaciones podrían ser perfectamente resueltas en un vínculo más estrecho con el territorio continental argentino. También el acceso a universidades, a la salud y a oportunidades de vinculación con lo cultural y deportivo que ofrece Argentina. La reticencia británica hace que todo eso no sea posible. Hay una pérdida de oportunidad para quienes habitan las Islas. Yo pongo en valor la posición que ha tenido Argentina en los últimos años. Primero, de preocuparse por la situación sanitaria de las Islas durante la pandemia; luego, el ofrecimiento de vuelos para resolver el problema de los varados, algo que el Gobierno británico nunca abordó. También el ofrecimiento de becas para estudiantes isleños, que se encuentra vigente. No hay que olvidarse que quienes nacen en el territorio argentino son argentinos de pleno derecho. Solo basta con que tramiten su DNI para tener acceso a todos los derechos civiles, sociales y políticos de la Argentina.

P.: ¿Se sigue reclamando la reanudación del vuelo entre Punta Arenas, en Chile, y las Malvinas?
G.C.: Lo principal que hemos hecho ha sido reiterar el ofrecimiento de vuelos entre las Islas y la Argentina continental con la línea de bandera nacional, Aerolíneas Argentinas. Fue planteado formalmente al Reino Unido y hasta el momento hemos tenido reiterados rechazos, pero vamos a seguir así: esta es la política del Estado argentino. La de ofrecer un vínculo concreto y efectivo entre las Islas y el territorio continental argentino con Aerolíneas Argentinas o con otras empresas argentinas. Por otro lado, ante la situación que se da con los varados desde hace más de dos años, hemos planteado que exista un vuelo regular, que el Gobierno británico dejó unilateralmente sin efecto. Ese es el vuelo regular entre Punta Arenas y Malvinas con escala en Río Gallegos. Insistimos con la reanudación de ese vuelo, no solamente por la situación de los varados, principalmente chilenos, sino también por los argentinos familiares de caídos, que nos han expresado su necesidad de visitar el cementerio de Darwin en este año tan especial.

P.: Entre las últimas revelaciones del conflicto está que el Reino Unido movilizó armamento nuclear al Teatro de Operaciones del Atlántico Sur. ¿Qué gravedad reviste esto?
G.C.: El Reino Unido tiene una política en materia militar que demuestra ser de falta de transparencia y falta de buena fe. El Reino Unido, a pesar de los múltiples reclamos argentinos producidos desde 1982, ha rechazado brindar precisiones respecto de la introducción de armamento nuclear en Malvinas, así como sigue negando información acerca del proceso de militarización actual de las Islas. En 2003, ante la insistencia del Gobierno de Néstor Kirchner, el Ministerio de Defensa británico reconoció que había introducido armas nucleares en el Atlántico Sur durante la guerra de Malvinas , pero se negó a dar información precisa sobre la envergadura que tuvo esa acción y de las posibles consecuencias y posible mantenimiento de parte de ese arsenal nuclear en las Malvinas. Este año tomamos conocimiento de la desclasificación de documentos del Reino Unido, a los que hemos podido acceder, en los que se da cuenta de la envergadura exorbitante que ese traslado de armamento nuclear tuvo.

P.: ¿En qué consistió?
G.C.: Gran parte del arsenal nuclear británico fue trasladado en cuatro embarcaciones a la Guerra de Malvinas. Se trató de 31 bombas nucleares que eran para el uso en la guerra antisubmarina, pero que se podían adaptar para su lanzamiento desde aviones y helicópteros. Tenían un alto poder destructivo. Eran bombas de entre 0,5 y 10 kilotones; para que tengamos una referencia, la bomba de Hiroshima tuvo 15 kilotones. Es decir, con que 2 de esas 31 bombas fueran de 10 kilotones, ya estamos hablando de un poder nuclear equivalente a más de una bomba de Hiroshima. El riesgo radioactivo al que se expuso a los combatientes fue altísimo. También hay que decir que ese riesgo de un desastre ambiental afectó a los propios isleños y puso en riesgo a la población argentina del territorio continental. Argentina sigue exigiendo explicaciones, sobre todo sobre del destino que tuvo ese armamento. El canciller Cafiero planteó este tema en la cumbre de Desarme de Ginebra. Estamos activando este planteo en distintos ámbitos internacionales.

P.: Actualmente los soldados que defendieron el litoral marítimo patagónico reclaman ser reconocidos plenamente como veteranos. ¿Qué opinión tenés al respecto?
G.C.: No es un tema de mi competencia. La competencia de la Secretaría, en lo que respecta a Malvinas, tiene que ver con el despliegue de la política exterior en relación con la cuestión Malvinas y también con la visibilización de los derechos argentinos tanto en Argentina como en el mundo. Aun así no voy a eludir la pregunta porque es un tema importante en la agenda nacional. En primer lugar, hay distintas iniciativas que han sido presentadas en el Congreso por varios legisladores. Hay miradas distintas respecto de la cuestión. Es muy importante tener claridad respecto de que la actual normativa reconoce el carácter de veteranos y veteranas de guerra a quienes se encontraban en la zona de combate, es decir en el Teatro de Operaciones Malvinas (TOM), o que, encontrándose en el Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS), entraron efectivamente en combate. Por ejemplo, los tripulantes del ARA General Belgrano, que fue atacado fuera del TOM, son reconocidos como veteranos porque participaron de un hecho de guerra. Es muy importante primero saber qué es lo que plantea la normativa argentina. Este es el cuadro de situación: aquellos que estuvieron en el TOM o en el TOAS y participaron de acciones de combate. Las iniciativas que impliquen otro tipo de reconocimientos, desde mi punto de vista, deberán ser debatidas en el Congreso y es legítimo que exista ese debate. Lo que en ningún caso se puede hacer es igualar o equiparar la situación de alguien que estuvo en situación de combate con alguien que pudo haber estado en servicio de conscripción o en trabajo profesional militar, cumpliendo funciones vinculadas con la defensa nacional de otra naturaleza. En cualquier debate que se dé, esto tiene que ser claramente identificado: no es lo mismo haber estado en una situación efectiva de combate que no haberlo estado.

P.: Acabas de volver de Tierra del Fuego, una provincia donde la cuestión Malvinas se vive con una sensibilidad especial. ¿En qué consistió ese viaje?
G.C.: Mi presencia en Ushuaia fue con motivo de la creación de un subsede de la Secretaría de Malvinas, Antártida e Islas del Atlántico Sur en función de la importancia estratégica que reviste Tierra del Fuego en relación con los temas de nuestra Secretaría. El objetivo es trabajar con la provincia, con municipios, universidades, con el centro del Conicet y centros de veteranos de guerra en los temas que involucran a la cuestión Malvinas.

P.: ¿Cómo encontraste a la sociedad fueguina en vísperas de este 2 de Abril?
G.C.: Mi primera actividad fue acompañar al gobernador Gustavo Melella en un homenaje a los veteranos y veteranas de Guerra. Fue un acto muy emotivo, que evidencia una política de unidad tras la causa Malvinas en la sociedad fueguina que es muy potente. Allí estaban el oficialismo y la oposición, los tres poderes del Estado y las distintas organizaciones de la sociedad fueguina. En ese sentido, los fueguinos y los patagónicos en general son un ejemplo para el resto de los argentinos con la causa Malvinas; en su compromiso con fortalecer el consenso interno en favor de esta causa nacional. Participé, también, en una sesión en la Legislatura fueguina donde estuvo presente la totalidad de los legisladores. Allí tuve la posibilidad de exponer la política que llevamos adelante y de resaltar las acciones que impulsa la Legislatura de Tierra del Fuego, que es muy activa en temas de soberanía. Ahí se visualiza muy claramente el lema que hemos lanzado este año, «Malvinas nos une». No solamente es un objetivo, sino que hay ámbitos en los que se concreta como realidad.

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