02/11/2008 05:10
La Nación - Nota - Opinión
- Pág.25
La operación más
cara de los Kirchner
>Por Joaquín Morales Solá
Hay que parir una presidenta . Esa es la
expresión más frecuente de
Néstor Kirchner en los últimos
meses. Deslumbrado por la épica,
suele recordar que su presidencia decoló
definitivamente, según él,
cuando ordenó el cambio de la vieja
Corte Suprema de Justicia. Las retenciones
a la soja fueron un intento de parto de
otra presidencia. También lo es la
actual decisión de estatizar los
fondos de jubilacsiones. Desde ya, no es
sólo una cesárea política
lo que justifica la desesperación
por confiscar recursos privados. Pero es
la forma cómo el ex presidente explica
una cosa y la otra.
Eligió mal el camino, parece. Al
cabo de esos esfuerzos, Cristina Kirchner
se ha convertido en la presidenta de la
democracia que más rápido
ha perdido el favor de la sociedad. Una
encuesta en poder del Gobierno señala
que sólo un 12 por ciento de los
porteños avala su gestión.
Su esposo está peor en la Capital:
su imagen positiva se ha derrumbado hasta
tocar el 9 por ciento. Esa tragedia política
se agrava con la sensación colectiva
de una presidenta ensombrecida por su esposo.
Quizá la sociedad esperaba de Cristina
otra presidencia. Es cierto. Esperaba una
gestión que administrara la normalidad
con un equipo distinto de funcionarios.
Punto. No era necesario desplumar a los
campesinos ni contrariar la voluntad de
los aportantes a los fondos de pensión,
que eligieron hace poco quedarse en el sector
privado y no en el estatal. El Estado de
Kirchner necesita, en cambio, de esos fondos
y no tan sólo para asegurar el pago
de los vencimientos de la deuda.
Kirchner bascula entre las acciones heroicas
y las obras públicas. El ex presidente
y actual hombre fuerte supone que el crecimiento
de la economía podría desplomarse
en el año próximo. Tiene razón.
La solución que imaginó (y
no tiene otra desde que fue intendente de
Río Gallegos) consiste en lanzar
un plan masivo de obras públicas
para frenar la caída del empleo.
Pero no hay plata para financiar deuda y
obras públicas al mismo tiempo. Las
elecciones están más cerca
de lo que se supone. Ahí aparecen,
entonces, las razones prácticas de
aquel proyecto político de parir
una presidencia.
Gobierno y empresarios brasileños
idearon una solución más racional
para su país. Asumieron que en 2009
habrá una "pausa" en el
crecimiento de Brasil por la crisis internacional;
decidieron mantener bajas las tasas de interés
para no desalentar el consumo popular, y
resolvieron no hacer nada que pudiera perjudicar
el mercado de capitales (es decir, la financiación
de la economía). Kirchner está
haciendo las cosas exactamente al revés:
destruyó el único mercado
de capitales que existía, el que
provenía de los fondos de las AFJP,
y las tasas de interés andan por
las nubes para que el peso no se vaya al
dólar, aunque ahí se va de
todos modos.
El parto es caro: desde que Cristina es
presidenta, el Banco Central dejó
ir ya unos 4500 millones de dólares
de las reservas para sostener el valor del
peso.
Ni la oposición ni la disidencia
peronista que lidera Felipe Solá
estarían en condiciones de frenar
el proyecto oficial de estatización
en la Cámara de Diputados. Felipe
Solá está a punto de romper
el bloque oficialista. Hay entre los peronistas
de distinto pelaje (compartido también
por muchos radicales) una vieja idea proclive
al estatismo. No saben por qué, pero
saben eso. Las cosas son como son. Las AFJP
deberían hacerse también una
autocrítica porque nadie tuvo nunca
argumentos sólidos para defenderlas.
Las propias sociedades de la Capital y el
Gran Buenos Aires, mayoritariamente contrarias
a la decisión de los Kirchner, según
las encuestas, objetan el método
y el propósito de la medida oficial.
Nada más.
Esa mezcla de ideas estatistas en gran
parte de la comunidad política y
la carencia de comunicación de los
fondos de pensión le abrieron, en
principio, un camino más fácil
al gobierno entre los diputados. Eso sí:
estamos legislando contra lo que piensa
y quiere la calle. Tengámoslo en
cuenta, por lo menos , se sinceró
un diputado peronista. La calle piensa que
se llevan la plata para la campaña
electoral. Como se ve, no está equivocada.
Los resultados del Senado dependen de muchas
cosas. Ahí estarán votando
dentro de un mes. ¿Cómo prever
lo que pasará dentro de treinta días
cuando ningún argentino sabe cómo
terminará el día que acaba
de amanecer? ¿Cómo, cuando
la devaluación del peso no se rindió
ni ante una oferta de 1000 millones de dólares
hecha por el Banco Central? ¿Cómo,
cuando el dólar siguió su
escalada aun después de que Guillermo
Moreno les prohibiera a entidades financieras
vender dólares a grandes compradores
aunque fuera plata legítima y declarada?
A la Argentina le han borrado el futuro
y navega en un mar de incertidumbres. Un
fondo de inversión que había
decido invertir 450 millones de dólares
en el país deambulaba en los últimos
días haciendo una sola pregunta:
¿Cómo se puede confiar en
un gobierno que toma decisiones trascendentales
sin conocimiento de sus principales ministros?
Elemental pregunta, sin respuesta. Esa ausencia
de futuro existe aun cuando el futuro es
mañana. Nadie habla de futuro.
Tampoco hay certidumbres fuera del país.
La calificación internacional de
la economía del país acaba
de descender por debajo de la de Bolivia
y Ecuador. El juez norteamericano Thomas
Griesa dio otra voz de alarma: cansado de
comprender y esperar a los argentinos, el
magistrado comenzó a congelar depósitos
bancarios que podrían ser estatales
(los de las AFJP) por las causas de los
bonistas que están en default. ¿Les
pasará lo mismo a los aviones de
Aerolíneas Argentinas cuando está
compañía esté formalmente
en manos del Estado argentino? Por ahora,
la expropiación es sólo de
hecho.
La reunión de Cristina Kirchner
con Rodríguez Zapatero fue menos
grata que la que pintaron los diplomáticos
de ambos países. Cristina le repitió
al líder español que los fondos
de pensión no fueron estatizados.
Se trata sólo de un cambio de administración
, disimuló, aunque el cambio signifique
pasar de lo privado a lo público.
Rodríguez Zapatero le recordó
que ese "simple cambio" había
derrumbado durante varios días la
Bolsa de Madrid. Eso fue culpa de la prensa
, le respondió, suelta de cuerpo.
¿Cómo se responde a semejante
obcecación?
Hubo, sí, promesas de esfuerzos
para acordar por Aerolíneas Argentinas,
pero envueltas en un torrente de duras críticas
de la Presidenta a los propietarios españoles
de la compañía aérea.
El gobierno de Madrid tiene otra opinión
sobre esos empresarios. Los funcionarios
españoles se llevaron la impresión
de que los Kirchner están a punto
de romper las barajas del juego. Una nueva
ronda de tensión hispano-argentina
no es descartable. Más allá
de las cordialidades del líder español,
su gobierno ya está fatigado del
permanente conflicto argentino.
La vida como un conflicto perpetuo. Es
el estilo del kirchnerismo. No se salvó
ni Julio Cobos, que rompió definitivamente
con los Kirchner cuando fue al coloquio
de IDEA en su condición de presidente
en ejercicio. IDEA es para Néstor
Kirchner una covacha de conspiraciones contra
su gobierno. Nunca explicó por qué
ni dio ninguna prueba. Cobos debería
renunciar , dijo el viernes un kirchnerista.
Sólo muerto o mediante juicio político
me sacarán de aquí , aseguró
el vicepresidente hace poco. La disciplina
se resquebraja y ningún parto alumbra
nada.