12 PROPUESTAS PARA
ALCANZAR LA SEGURIDAD
EN EL TRANSPORTE AEROCOMERCIAL ARGENTINO
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Ricardo Cirielli
SECRETARIO GENERAL
Asociación del Personal Técnico Aeronáutico
de la República Argentina
Octubre de 1999
La tragedia de LAPA desnudó la crisis actual
en la política de seguridad aerocomercial
de nuestro país: por ser precaria y deficiente.
INTRODUCCIÓN |
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No
fue un hecho aislado, sino la culminación
de una abundante, y por ello preocupante,
serie de incidentes y accidentes aéreos
ocurridos en años recientes, como resultado
inevitable del deterioro del sistema de control
estatal, originado por la mala organización
y falta de presupuesto, las privatizaciones
y la desregulación de la actividad
aérea. Ello permitió que se
ahorrara en seguridad para aumentar la rentabilidad,
y que surgieran empresarios "exitosos"
-para algunos-, que declaraban desprejuiciadamente
que, "con los aviones me gusta
jugar y ganar plata", como esencia
de su política empresarial. Sin que
ello perturbara a algún funcionario.
O que pretenden minimizar el accidente aéreo
de su empresa, diciendo que le pudo haber
pasado a cualquiera, y que por lo tanto la
estadística lo absolverá.
APTA ha
efectuado denuncias concretas sobre el detrimento
de la seguridad aerocomercial, en muchas compañías
aéreas de nuestro territorio, desde
1992. Las mismas fueron presentadas
ante la DNA, Dirección de Habilitación
y Fomento, el Ministerio de Defensa, y las
Comisiones de Transporte de ambas Cámaras.
Fuimos recibidos, pero jamás atendidos
y oídos seriamente. Desgraciadamente,
la realidad nos dio la razón. También
compilamos, minuciosa y detalladamente, todas
las amenazas a la seguridad aérea de
hoy, incluyendo a la mayoría de las
ideas para eliminarlas, en nuestro informe
sobre seguridad aérea de 1997.
El cual fue parcialmente publicado a través
de varios números por la revista
ALAS.
Ahora, luego de
lo ocurrido, hemos decidido agrupar, ampliar
y actualizar de manera sucinta, nuestras propuestas
para instalar en la Argentina -en lo que respecta
a las aeronaves-, una aeronavegabilidad con
el máximo de confiabilidad:
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1·
Descentralización y separación
de las competencias y jurisdicciones de la
aviación civil y militar |
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De
los casi 200 países
que integran la OACI, sólo
la Argentina tiene a la aviación civil
bajo la órbita militar, producto de
una disposición de 1968, surgida durante
la dictadura del General Onganía. Nosotros
proponemos que todas las instituciones que
se relacionan con la aviación civil
estén dirigidas por profesionales civiles
de la actividad, y no tengan ninguna vinculación
con el área militar. Nos referimos
a: institutos educativos, organismos regulatorios,
de control de la actitud psicofísica
y organismos de investigación de accidentes.
Asimismo,
como es indispensable que para garantizar
eficiencia y ética, exista un auténtico
contralor republicano y democrático
de las instituciones del Estado. Proponemos
que rija en esta nueva asignación de
competencias, una real división de
funciones y poderes. Para evitar que una misma
institución se investigue a sí
misma, o que un brigadier investigue a otro.
Así, las instituciones educativas deberían
depender del Ministerio de Educación;
la DNA de una futura Secretaría de
Aviación Civil; y la Junta de investigación
de Accidentes Aéreos del Poder Legislativo.
Contando cada uno de los respectivos organismos,
con representantes de las Asociaciones Profesionales
que por su actividad involucran -técnicos
aeronáuticos, despachantes de aeronaves,
auxiliares de a bordo, pilotos -.
Se podría
efectuar así una más directa,
y por lo tanto mayor, asignación de
recursos financieros para cada organización,
y un mejor control y optimización de
esos recursos económicos.
Por último,
deseamos dejar en claro, que sabemos que en
nuestro país existen los profesionales
civiles, para desempeñar todas las
tareas y cargos que se requieran, derivados
de la separación propuesta.
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2·
Priorizar el ingreso en las líneas
aéreas de pilotos de formación
civil, antes que militares.
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A efectos
que no impere -consciente o inconscientemente-
la cultura del "macho piloto": salir
sí o sí bajo cualquier riesgo,
aun el de no volver. Esa concepción
del volar loable e indispensable en las Fuerzas
Armadas, es temeraria e inaceptable en la
aviación civil y aerocomercial. Contribuye
a afirmar la cultura de la inseguridad. Además
en la Argentina actual, los pilotos de extracción
civil logran reunir más horas de vuelo
que los de formación militar.
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3·
Modificación de los montos indemnizatorios
tanto los pagados a usuarios como a trabajadores,
por muerte en accidentes aéreos.
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Con pagos
de $50.000 por trabajador y $75.000 por pasajero
fallecido, se está estimulando a las
ART y compañías de seguro a
no investigar las condiciones de seguridad
en vuelo de las empresas a las que le dan
cobertura; y a las empresas a preferir pagar
bajísimas primas, antes que desembolsar
muchísimo más en mantenimiento
y capacitación, para brindar un máximo
de seguridad a sus usuarios. Es un gran agujero
en la malla de contención que debe
poner el Estado, para garantizar una aeronavegación
con la mayor confiabilidad posible. En los
EE.UU., el pago indemnizatorio por pasajero
muerto en accidentes aéreos es de 2.700.000
dólares.
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4·
Amparo legal de protección laboral
a los Técnicos Aeronáuticos.
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Para denunciar, ante las autoridades competentes,
cualquier irregularidad en las prácticas
de mantenimiento y reparación técnica
de una empresa, debidamente fundada, que él
considere que vulnera a la seguridad aérea
de la misma o de terceros. Dicho amparo legal,
debería cubrir también, a la
autonomía de decisión que les
permite negarse a aprobar una tarea técnica
-se lo ordene quien sea-, cuando por algún
fundamentado y comprobable motivo, ellos consideren
que se estaría poniendo en riesgo la
seguridad de una aeronave. El amparo legal
que se busca es para garantizar la estabilidad
laboral del Técnico Aeronáutico,
y permitirle actuar sin la amenaza -o la certeza-
de represalias, por parte de las empresas.
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5·
Dictado de cursos.
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MRM (Maintenance
Resource Management). Al igual que los cursos
de CRM (Cockpit Resource Management) empezados
a dictar hace más de 25 años,
el MRM es indispensable para que se conozcan
y se tome conciencia, de los riesgos potenciales
que pueden perjudicar al trabajo en el Area
Técnica. Los cuales de materializarse
irán a crear un eslabón en la
cadena de eventos que produzca un incidente
aéreo de cualquier magnitud.
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6·
Impedir la implementación de la flexibilización
laboral, polifuncionalidad, el aumento del
horario de trabajo y la tercerización.
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Cualquiera
de estas cuatro decisiones de política
laboral, significaría una amenaza grave
y directa a la seguridad en vuelo, por el
deterioro seguro que ocasionaría en
la calidad del trabajo técnico aeronáutico,
por variadas razones -algunas bien obvias-
que no es el lugar para desarrollar aquí,
y que fueron ampliamente explicadas y demostradas
en nuestro informe de seguridad aérea
ya mencionado. Solo basta agregar, que el
accidente de LAPA es una prueba evidente e
irrefutable, de lo que estamos afirmando.
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7·
Instalación de una delegación
de la NTSB en la Argentina.
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Como ya lo ha hecho en otros
países fuera de los EE.UU., su presencia
nos sería de gran utilidad para capacitar
y perfeccionar futuros expertos en seguridad
aeronáutica e investigadores de accidentes
aéreos. Como así también,
para asesorar organismos gubernamentales;
empresas de aviación aerocomercial;
aerotalleres; y eventualmente, cooperar
en la investigación de accidentes.
Podría servirnos, significativamente,
como patrón de control de calidad
para conseguir el nivel de excelencia que
anhelamos, en nuestro transporte aerocomercial.
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8·
Creación de Calificadoras de riesgo
de seguridad aeronáutica.
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Como lo
hemos reiterado en diversas ocasiones, es
factible y deseable, la creación de
organizaciones privadas o públicas
-en este último caso dependientes de
algún organismo internacional de la
aviación civil-, que ejecuten tareas
de calificación de una línea
aérea, según la calidad de la
seguridad en vuelo que ofrecen. Ya sea por
el nivel de su mantenimiento aeronáutico;
por el entrenamiento y la experiencia de sus
técnicos y pilotos; o por sus antecedentes
en cuanto a incidentes y accidentes aéreos.
Sólo así un pasajero podrá
saber, cuánta seguridad de llegar sano
y salvo a su destino compra con el precio
de su pasaje.
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9·
Transparencia pública para conocer
los antecedentes de seguridad aérea
de una línea aerocomercial.
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En una
DNA transformada y bajo una nueva concepción
de seguridad en el transporte aéreo
de pasajeros, debería existir un número
telefónico gratuito y un sitio en Internet,
para que quien lo desee, pueda conocer todos
los antecedentes en cuanto incidentes y accidentes
aéreos que una determinada empresa
aerocomercial tiene, por ejemplo, en los últimos
5 años. Esta idea ya es una realidad
en los EE.UU., puesta en práctica por
la FAA (Federal Aviation Administration),
luego de los accidentes de Valujet y TWA.
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10·
Transparencia pública de las investigaciones
de accidentes aéreos.
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Que las
distintas etapas de la investigación,
sean informadas públicamente tanto
a los medios de comunicación, como
a los familiares de las víctimas. Y
que se convoque a audiencias públicas,
con participación al igual que en el
caso anterior de los medios e involucrados
directos, para presenciar las alternativas
de la investigación que así
lo permitan. Ambas constituyen dos prácticas
de trabajo habituales en los EE.UU. Obligatorias
dentro del proceso de investigación
que conduce la NTSB.
Asimismo, que exista una
fecha o período límite, para
dar a conocer el resultado final o provisional
de una investigación, tanto a los familiares
de las víctimas, como al público
en general. Este informe debe ser dado obligatoriamente
por el organismo encargado de la investigación.
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11·
Restablecimiento de la vigencia de la disposición
849/55, derogada recientemente por resolución
de la Secretaría de Transporte.
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De esta
forma, las líneas aerocomerciales ya
no precisan tener un Despachante de Aeronaves
en cada una de sus escalas, y todo puede centralizarse
en Buenos Aires. Cabe destacar, que el origen
de esta nueva disposición se halla
en que algunas empresas no tenían despachantes
en todas sus escalas, entonces, se decidió
emparejar hacia abajo, permitiendo que la
excepción fuera la regla, y lesionando
aun más la confiabilidad aérea.
Ahora todas las empresas están autorizadas
a no tener un Despachante en cada escala,
pudiendo reemplazarlo por un "idóneo"
perteneciente a cualquier otra rama de la
actividad aeronáutica, al que se le
brinda una capacitación básica.
Con los ahorros que efectúan las empresas
en cualquier tipo de entrenamiento, sumado
a las falencias aeroportuarias en infraestructura,
telecomunicaciones y meteorología,
es fácil imaginar el nuevo riesgo que
amenaza a nuestra aviación aerocomercial,
dado lo sensible que es la seguridad en vuelo,
por ejemplo, a la distribución de la
carga o los partes meteorológicos.
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12·
Creación de la Asociación
de Usuarios de Líneas Aéreas.
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Como sostuvimos en nuestro Informe de Seguridad
antes mencionado, "La seguridad aérea
es muy importante como para dejarla en manos
exclusivas de empresarios y entes del Poder
Ejecutivo". Por eso son los usuarios
los únicos quienes pueden -organizados
debidamente y legalmente-, ejercer su facultad
de últimos y más importantes
garantes de la seguridad aerocomercial de
un país. Exigiendo como ONG (organización
no gubernamental) a nuestras autoridades ejecutivas
y legislativas, que se reforme el sistema
de seguridad en el transporte de líneas
aéreas, para que en verdad sea eficaz
y creíble. Y que se cumpla con el derecho
a la información pública de
las actividades del Estado, que constitucionalmente
tenemos garantizados los argentinos, que les
permita acceder a la información necesaria
respecto de la calidad en la seguridad aérea,
que cada empresa brinda.
Son únicamente
ellos quienes pueden ejercer la influencia
definitiva y más contundente para alcanzar
la aeronavegabilidad confiable en la Argentina.
Ejerciendo, lúcida y mancomunadamente,
su decisión de consumidores, al viajar
solamente por líneas aéreas
que se preocupen primero por cuidar al avión
y sus transportados, y recién después,
por fijar sus márgenes de ganancia.
Es decir, que sólo premien dándole
su dinero, a quienes están convencidos
de que cuidarán sus vidas y la de los
suyos, con el máximo de los recursos
humanos y tecnológicos disponibles.
Sancionando a quienes así no lo hacen,
con el peor y único castigo que puede
sufrir un empresario, en especial los más
inescrupulosos: la pérdida de su mercado
comercial.
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COROLARIO
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Desde 1975 la seguridad del transporte aereocomercial
se ha ido deteriorando, evidenciado claramente
en el creciente número de catástrofes
aéreas y víctimas de las mismas
que se han ido produciendo. Esto fue la resultante
del proceso de desregulación o descontrol,
iniciado en ese año a causa de la abrupta
suba de los precios del petróleo. A
ello, luego se sumaría la competencia
exacerbada por el fenómeno de la globalización,
lo cual agravó aun más la seguridad
en vuelo. A ese panorama internacional se
incorporó nuestro país a comienzos
de la década del '90, con su propio
proceso de desregulaciones, privatizaciones,
y achicamiento hasta la invisibilidad del
aparato del Estado. Todo junto, lo local y
lo externo, formó un cóctel
explosivo en la aeronavegabilidad argentina,
que en los últimos tiempos está
comenzando a estallar.
Porque, cuando
se decide bajar costos desmedidamente para
ganar mercados y a la vez aumentar ganancias,
se empieza primero por la hotelería
de a bordo; se sigue por los salarios y la
cantidad de personal; y, finalmente se termina
con la tercerización y reducción
de la inversión en mantenimiento aeronáutico.
Esto último, la parte más importante
en la formación de los costos de la
industria aerocomercial. De ahí a degradar
la seguridad aérea, hasta poner en
peligro la vida de pasajeros, e incluso de
quienes no lo son, ni siquiera hay un paso:
es lo mismo. Es seguir consintiendo la existencia
en nuestro país de vuelos de la muerte.
En consecuencia,
el detrimento de la seguridad en nuestro transporte
aerocomercial, está hermanado a otros
tantos derrumbes que hacen al balance socioeconómico
de nuestra última década, y
del cual, aquél no podía ser
la excepción. Nos referimos a la pérdida
de seguridad en el empleo, y al desempleo;
la inseguridad de nuestras personas y bienes;
la inseguridad social surgida por la destrucción
de los sistemas de salud y educación
pública; y la inseguridad futura instalada
por la agonía del sistema de previsión
social. Ha sido una década del triunfo
de la barbarie travestida de civilización.
Es indispensable
y urgente, antes que terminemos de extinguirnos
como pueblo que transformemos nuestras dudas
y temores en confianza y en acción.
Que el miedo no nos paralice más, porque
es él y su parálisis los que
nos han llevado a este estado de postración
y desamparo.
Solo tengámosle
miedo al miedo.
Iniciemos
ya mismo, la tarea impostergable de la restauración
de nuestros lazos sociales y económicos
-de nuestra reintegración social-,
mediante la recuperación de la presencia
del Estado en todas las funciones que desertó.
Y mediante la reinstalación de las
instituciones sociales, desvirtuadas o destruidas,
las únicas que nos posibilitarán
transformarnos en una sociedad que genere
vida y no muerte, pagando todas nuestra deudas
internas. Incluso la de la seguridad en el
transporte aerocomercial.
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