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Página 12 - Nota - Economía
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ECONOMIA › ORDENO LA JUSTICIA LA INTERVENCION
DE AEROLINEAS ARGENTINAS. REACCION DE MARSANS
Y DEL GOBIERNO ESPAñOL
Un juez entró en la
cabina del comandante
>Planificación había pedido
la intervención luego del intento
del grupo Marsans, accionista privado, de
retomar el control de la compañía.
El gobierno español asegura que se
sigue buscando una salida concertada.
Por pedido del Ministerio de Planificación,
la Justicia dispuso ayer la intervención
judicial de Aerolíneas Argentinas.
La consecuencia inmediata será evitar
que los accionistas privados puedan retomar
el control efectivo de la compañía,
mientras avanza en el Congreso el proyecto
de ley de expropiación que le permitirá
al Estado recuperar el control definitivo
del grupo empresario, incluida Austral.
El pedido de intervención fue la
respuesta del Gobierno al intento del grupo
Marsans, del martes último, de dotar
a uno de sus representantes de poderes especiales
que lo habrían ubicado, en la práctica,
por encima del administrador general actual
de la empresa, Julio Alak, designado a instancias
del Estado.
Desde Madrid, fuentes del Ministerio de
Asuntos Exteriores español expresaron
su confianza en encontrar “una solución
negociada”. Pocos minutos después
de que tomara estado público la resolución
judicial ordenando la intervención,
desde la Cancillería ibérica
se aseguró que el gobierno español
estaba a la espera de conocer el contenido
y el alcance de la medida. “Ambos
gobiernos están ya en contacto”,
aseguró la fuente oficial. El pedido
de la intervención judicial se estuvo
considerando en el último tiempo
como una vía para que el Estado tome
el control total y definitivo de la empresa,
antes de que el Parlamento concluya su faena.
Pero lo que precipitó el reclamo
del ministerio de Julio De Vido fue la maniobra
que Marsans intentó el martes de
la semana pasada en una reunión de
directorio, cuando quiso darle a uno de
sus representantes atribuciones mayores
que las que hoy tiene Alak.
El juez subrogante del fuero Contencioso
Administrativo Federal, Esteban Carlos Furnari,
hizo ayer lugar al pedido de “no innovar”
que formuló Planificación
con respecto a la gerencia de la compañía
y designó al contador José
Luis Perrone “interventor, veedor
e informante”. Fue el propio secretario
de Transporte, Ricardo Jaime, quien llegó
a la sede de Bouchard 500 para notificarle
en persona a Alak el dictamen judicial,
que de algún modo bloquea la estrategia
delineada por Marsans para recuperar el
control efectivo de la empresa, argumentando
que no podría haber venta de acciones
si no hay acuerdo respecto del precio que
el Estado debería pagar por ellas.
Esto obstruye los planes de Marsans, que
iba a insistir en la reunión de directorio
del martes próximo con un cambio
de atribuciones para su subgerente general,
Jorge Molina, a quien pensaba dotársele
de firma del mismo rango que la de Alak.
En pocas palabras, esto implicaba habilitar
al director designado por los españoles
para el manejo discrecional de una caja
que hoy redondea 80 millones de dólares
por mes, de los cuales 30 corresponden a
los periódicos aportes que hace el
Estado para garantizar la operatividad,
amén de la cobertura con fondos públicos
de otras erogaciones extraordinarias de
montos mayores. Más allá de
los argumentos invocados por escrito en
el recurso de amparo, el temor que ganó
los despachos oficiales es que antes de
partir sin cobrar un centavo, los españoles
intentaran una maniobra de vaciamiento.
De ahí el inmediato recurso de amparo
que presentó Planificación
a la Justicia, después de la reunión
de directorio de la semana pasada.
“La intervención resulta imprescindible
para garantizar el servicio y para que Marsans
no siga destruyendo el patrimonio construido
con tanto esfuerzo”, celebraba ayer
el diputado socialista y miembro de la Comisión
Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones
Ariel Basteiro, que advirtió que
ese cuerpo parlamentario podría preparar
una denuncia penal contra los accionistas
privados por presunta “malversación
de fondos públicos y falsificación
de documento”. Fundamentos al margen,
la embestida parlamentaria promovida por
el legislador allegado al oficialismo y
ex director estatal de Aerolíneas
ilustra el clima belicoso en el que se está
concretando esta enrevesada reestatización.
Mientras Marsans presiona por una solución
“amistosa” que debería
concretarse en el curso de esta semana,
so pena de iniciar un reclamo ante el Ciadi,
tribunal arbitral del Banco Mundial. Esta
fórmula amigable no es otra que la
fijación de un precio que permita
al grupo ibérico llevar algún
dinero a cambio de la cesión de acciones
de Aerolíneas, Austral y las otras
firmas del grupo, cometido imposible según
la ley de expropiación que se está
tramitando en el Congreso.
La norma que prepara Diputados prevé
expropiar aquellos títulos según
las pautas generales previstas en la legislación
vigente, por la cual el único valor
que el Estado puede reconocerle a un bien
es el que fija el Tribunal de Tasación.
En este caso, ese precio es negativo en
622 millones de dólares. Este contundente
análisis está refrendado por
otro de resultados aún más
dramáticos, como el informe de la
Auditoría General de la Nación,
que identifica un valor negativo para las
dos líneas aéreas superior
a los 2000 millones.
Lo que no admite dudas es que Aerolíneas
tiene un millonario patrimonio neto negativo
y está técnicamente en estado
de disolución. Para salvarla de este
descalce es necesario capitalizarla de inmediato.
Al igual que en 2001, el actual operador
privado se hizo con las líneas de
bandera argentina oblando sólo un
dólar, pero recibiendo cientos de
millones de euros del estado español
para subsanar la crisis que generó
la gestión de Iberia, adjudicataria
original.