24/11/2008 02:11
Crítica - Nota - El País
- Pág.7
Hoy entra a diputados el proyecto para tomar
aerolineas
La expropiación no
es un vuelo rápido
>La ley marco –creada por la dictadura–
le permite a Marsans –el expropiado–
pelear en la justicia local por la que considere
una indemnización justa que compense
la quita de Aerolíneas y Austral.
El pleito puede llevar años.
ALEJANDRO BIANCHI
La expropiación de Aerolíneas
Argentinas-Austral, que hoy dará
su primer paso con la presentación
de un proyecto de ley en Diputados, no será
fácil ni inmediata. El Gobierno puede
quedar atrapado por una norma marco que
data de la dictadura militar y que le puede
traer muchos dolores de cabeza en la justicia
local si Marsans da pelea por la que considere
una justa indemnización.
La Ley Nacional de Expropiaciones tiene
el número 21.499 y fue dictada por
el Proceso en 1977.
Por aquella época se puso en marcha
un plan de obra pública, especialmente
de autopistas y rutas. El gobierno militar
quiso regular una serie de procedimientos
que hasta ese momento habían sido
muy informales y que habían dado
lugar a arreglos espurios entre el Estado
expropiante y el expropiado.
La ley especial que votará el Congreso
antes de fin de año hará remisión
a la 21.499 que fija el procedimiento que
le permite al expropiado pelear en la Justicia
una recompensación por ceder su propiedad
al Estado.
El primer paso del Parlamento será
declarar de utilidad pública a Aerolíneas
y Austral. Éste es el fundamento
legal de la expropiación.
La ley 21.499 establece que se expropian
“todos los bienes necesarios o convenientes
para la satisfacción de utilidad
pública”.
Éste fue un punto caliente cuando
se discutió la norma que promovió
el rescate de las empresas por medio de
la compra de acciones.
A mediados de año, la oposición
pidió la expropiación y el
mismo secretario de Transporte –que
hoy la promueve– se mostró
en contra porque la normativa habla de expropiar
bienes y no acciones de compañías.
Marsans controla el 94% de Aerolíneas
y el 97% de Austral.
La norma exige una indemnización
al expropiado. Algo que busca Marsans y
que está dispuesto a reclamar también
en tribunales internacionales por un monto
superior a los u$s1.560 millones.
En este punto, la ley de expropiación
favorece al Gobierno. El precio de la compensación
corre por cuenta del Tribunal de Tasaciones
de la Nación (TTN), el mismo que
ya fijó un valor negativo de hasta
u$s800 millones para Aerolíneas y
u$s620 millones para Austral por el elevado
pasivo acumulado.
Según la norma, puede haber “avenimiento”
si el expropiado acepta el valor. Pero de
lo contrario, se abre un proceso judicial
en el fuero federal con jurisdicción
en lo contencioso administrativo que puede
llevar años, de acuerdo con los expertos
en la materia consultados.
Marsans rechazó vender sus acciones
al valor fijado por el TTN. En paralelo,
el juez debe dictar la toma de posesión
del bien por parte del Estado que ya había
sido declarado de utilidad pública.
Como parte del proceso judicial, cada parte
y el magistrado nombran un perito tasador,
obligados a presentar un informe. Y otra
vez el Tribunal de Tasaciones deberá
dar un dictamen al que se suma el de los
peritos.
Con toda esta información, el juez
deberá dictar la sentencia que dirime
el asunto. Vaya uno a saber cuándo.
La Justicia debe dictar la posesión
del bien al Estado luego de la declaración
de utilidad pública.
El miércoles habría
dictamen
El Frente para la Victoria presentará
esta semana en la Cámara de Diputados
un proyecto de expropiación de Aerolíneas
Argentinas que contempla declarar a la empresa
de “utilidad pública”.
Asimismo, el interventor judicial de Aerolíneas
Argentinas, el contador José Luis
Perrone, asumirá esta semana. La
iniciativa oficial será discutida
el miércoles en las comisiones de
Transporte y de Presupuesto de la Cámara
de Diputados, ocasión en que el bloque
del FpV intentará aprobar el dictamen.
Perón no lo hizo
En 1946, los ferrocarriles privados en
la Argentina estaban en crisis. Sus dueños,
mayormente británicos, enfrentaban
tres posibilidades: formar una empresa mixta,
en la que el Estado hiciera las inversiones
necesarias para renovar el parque rodante
e infraestructura y ellos asegurarse las
ganancias como gerenciadores.
En buen romance, las pérdidas se
debían socializar, los beneficios,
privatizar. Los asesores más cercanos
al presidente Perón recomendaban
una expropiación revolucionaria.
Japón lo había hecho con sus
ferrocarriles. El general Lázaro
Cárdenas en México se quedó
así con el petróleo y el ex
presidente Siles Zuazo con el estaño
en Bolivia. En la Argentina, un sector militar
levantaba la bandera de que los hidrocarburos,
el acero, las comunicaciones, las vías
navegables, el transporte y otros resortes
del desarrollo estratégico deberían
estar dentro de la órbita del Estado.
Sin embargo, Perón entendió
que no era conveniente romper con Inglaterra.
En febrero de 1947, pagó 150 millones
de libras esterlinas para quedarse con las
vías y el material rodante que estaban
en manos británicas.