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Crítica - Nota - El País
- Pág.9
M arsans busca un acuerdo con el gobierno.
N éstor, por ahora, se opone
Negociación secreta
por Aerolíneas
> A instancias de Rodríguez Zapatero
y horas después del dictamen a favor
de la expropiación, las partes analizan
si los españoles se quedan con el
20% de Aerolíneas y Austral.
El Gobierno y el grupo Marsans mantienen
un canal de diálogo en la más
estricta reserva. La negociación
se produce en simultáneo con el trabajo
de los legisladores hacia la expropiación
de Aerolíneas Argentinas. El eje
del diálogo es la posibilidad de
que los españoles retengan el 20%
del paquete accionario de Aerolíneas
y de Austral y que se dejen de lado todas
las amenazas de juicios tanto por cifras
millonarias en tribunales extranjeros contra
el país como aquellas demandas penales
contra los directivos españoles.
Esta negociación, que puede cambiar
de manera radical el destino de las empresas,
tiene un dueño: Néstor Kirchner.
El Presidente tiene la llave para determinar
el final de la historia, de decidir si habrá
paz o guerra con Marsans.
La apertura del diálogo está
relacionada con la presión ejercida
por el gobierno de José Luis Rodríguez
Zapatero. El jefe de Estado español
pretende que la Argentina no expropie Aerolíneas.
Prefiere una solución acordada, al
estilo de lo que se negocia hoy en secreto.
Por ahora, Néstor Kirchner se mostró
inflexible. En las últimas horas
dejó trascender entre sus íntimos
que espera ansioso la ley para expropiar
las aerolíneas y que el Estado vuelva
a manejar definitivamente las compañías.
Incluso manifestó que no le teme
a un juicio de Marsans ante tribunales internacionales,
como el CIADI. Cuando le comentan sobre
esa posibilidad, Kirchner responde que ya
tiene elegido al eventual defensor del país.
Es Rafael Bielsa. El ex canciller tiene
una amplia participación en puestos
clave en el Estado.
Desde que estalló el conflicto con
el Ejecutivo, Marsans intentó un
acuerdo con la Casa Rosada. Cristina Fernández
prefirió jugar a fondo con la estatización
y posterior expropiación de Aerolíneas
y Austral.
Pero el mismo día que el Congreso
aprobaba el dictamen para la ley expropiadora
presentada por el Frente para la Victoria,
funcionarios del Ministerio de Planificación
y directivos de Marsans abrían una
ventana de negociación.
Rafael “El Gordo” Llorens, subsecretario
de Legal y Técnica del ministerio
de Julio De Vido y especializado en derecho
administrativo, se reunió el jueves
pasado al mediodía con Vicente Muñoz
–director financiero de los españoles,
recién llegado de España–
y Horacio Fargosi, presidente de Aerolíneas.
Hablaron sobre la alternativa que Marsans
ya había puesto sobre la mesa de
negociaciones: la reducción de sus
participaciones en Aerolíneas y Austral
al 20% y cederle el resto al Estado. A cambio
de cero pesos. Esto implicaría también
perder la mayoría en el directorio
de las dos empresas y la gestión.
Si bien no es la salida ideal para los privados,
siempre la vieron como alternativa en la
que no resultan tan perdedores.
Por la noche del jueves hubo otro encuentro,
en el que las fuentes más entusiastas
dicen que se cerró el acuerdo de
palabra.
Los españoles capitalizarían
a las empresas y así las sacarían
de su situación de patrimonio neto
negativo. La gestión quedaría
definitivamente en manos del Estado al igual
que las grandes inversiones.
Marsans se comprometería a ser un
socio amigable y dejar de lado su aclamado
reclamo por 1.560 millones de dólares
ante el tribunal de arbitraje internacional
del Banco Mundial. El pasivo de las empresas
sería renegociado por el Estado,
curiosamente el principal acreedor a su
vez. Al Gobierno también le sirve
que Marsans figure como accionista a la
hora de reconvenir los contratos de alquiler
de aviones, ya que están a nombre
de los españoles.
Quedaría por definir algunos puntos
importantes: qué se hace con el pasivo
de las compañías, cómo
se frena el envión legislativo con
casi el total apoyo de los gremios y, como
quedó expresado más arriba,
que Kirchner bendiga el acuerdo. Quienes
conocen de cerca los últimos pasos
de los diálogos sostienen que la
línea negociadora la delineó
la propia Cristina cuando volvió
de África. Sin embargo, otras fuentes
le ponen obstáculos a la materialización
de este posible acuerdo entre Marsans y
el Gobierno.
Primero habría que convencer a Néstor
y a su soldado más fiel, el secretario
de Transporte Ricardo Jaime, quien apoyó
abiertamente la expropiación parlamentaria
en los últimos días. “Se
llegó muy lejos con el tema”,
agregó otra fuente más escéptica.
En segundo lugar, el Congre- so. La mayoría
oficialista y gran parte de oposición
radical respaldan la expropiación.
Hay un dictamen de comisión aprobado
del proyecto de ley y se esperaba tratarlo
en los próximos días en Diputados.
Y por último, los gremios. Salvo
el personal de Austral, los dirigentes sindicales
de Aerolíneas –especialmente
los pilotos– quieren ver afuera de
la compañía a los españoles,
quienes a su vez los responsabilizan de
su salida estatizadora-expropiadora.
Antecedentes del conflicto
• En julio último, el grupo
español Marsans declaró que
no podría pagar los sueldos del personal
de Aerolíneas y Austral. La Secretaría
de Transporte aportó los fondos para
cubrirlos y a los pocos días se hizo
cargo del gerenciamiento, a través
de un acta acuerdo.
• Marsans y el Gobierno no llegaron
a acordar el valor de tasación de
la firma. Ahora el proyecto de expropiación
de las acciones se tratará el miércoles
en Diputados.
Tiene dictamen a favor en comisión.
Si obtiene media sanción, irá
al día siguiente al Senado.
• El eje del debate es la deuda de
Marsans, que asumiría el Estado.
Se estima en 890 millones de dólares
y la oposición rechaza el traspaso.