06/11/2008 02:47
Página 12 - Nota - Economía
- Pág.12
ECONOMIA › EL DEFICIT OPERATIVO DE
AEROLINEAS SE REDUJO DESDE EL INICIO DE
LA INTERVENCION PUBLICA
El Estado frenó la
caída en picada
>Las pérdidas por operación
de la línea de bandera bajaron 40
por ciento desde que Marsans fue desplazada
de la conducción. A pesar de la mejora,
la perspectiva es que Aerolíneas
y Austral terminen el año con un
rojo operativo de 519 millones de dólares.
Por Cledis Candelaresi
Bajo la gestión estatal, Aerolíneas
Argentinas redujo un 40 por ciento su déficit
operativo, que pasó de 60,80 millones
de dólares en junio a 35,53 millones
en octubre. Los datos fueron difundidos
por la gerencia general a cargo de Julio
Alak y van en sentido exactamente contrario
a la información que da el subgerente
y director designado por Marsans, Jorge
Molina, según ha declarado públicamente.
Al margen del desencuentro verbal, el Tribunal
de Tasación de la Nación hace
su propio vaticinio sobre la suerte de la
dupla privatizada: sumados los quebrantos
de Austral, hacia fin de año el rojo
operativo conjunto en doce meses superará
los 500 millones de dólares.
Para entonces, debería estar acordada
la fórmula que el Estado utilizará
para la recompra de acciones hoy en poder
de los españoles, algo que parece
utópico por estas horas. La tasación
oficial oscila entre los 832 y 622 millones
de dólares negativos, contra los
350 millones promedio que intenta asignarle
Marsans. Tampoco parece factible la designación
de un tercero que arbitre con un juicio
inapelable, tal como reclama el accionista
privado y a lo que Planificación
se niega.
Alak, erigido en eventual vocero de la
gestión estatal, subraya que las
pérdidas fueron in crescendo desde
enero pasado (11,73 millones de dólares)
hasta que el comité de transición
presidido por él se hizo cargo de
la compañía, el 21 de julio.
Ese mes, los quebrantos ya habían
bajado a 46,9 millones de dólares,
iniciando un retroceso que aún continúa.
Entre las razones, pone énfasis en
la política de austeridad que, entre
otras cosas, habría llevado a suprimir
el leasing de aviones que no se vuelan o
a renegociar otros de aeronaves activas.
¿Un ejemplo? El caso de los Boeing
737/500, cuyo alquiler se redujo de 150
mil dólares mensuales a 115 mil dólares,
luego de una revisión de esos contratos.
Según el paper oficial difundido
ayer, “de no haberse otorgado una
asistencia financiera del Banco Nación
de 100 millones dólares”, de
enero a julio Aerolíneas Argentinas
y Austral habrían arrojado en conjunto
una pérdida de 374,04 millones de
dólares contra los 274 millones finalmente
registrados. “A mitad de julio, el
grupo Marsans entró en cesación
de pagos en virtud del alto sobreendeudamiento
post concursal acumulado”, destaca
el documento.
Los escarceos verbales son una anécdota
en esta coyuntura difícil, en la
que no está claro el marco legal.
Marsans sigue siendo formalmente dueña
del 95 por ciento de las compañías
en proceso de rescate. Pero ya no toma decisiones
gerenciales en soledad ni hace ningún
aporte al sostenimiento de las compañías
que, técnicamente, están en
estado de liquidación por su menguado
activo y voluminoso pasivo.
A pesar de la mejora en la performance,
la perspectiva es que las empresas terminen
el año con un déficit operativo
de 519 millones de dólares. Esta
proyección corresponde al Tribunal
de Tasación de la Nación,
que prorratea esa pérdida en 447
millones para Aerolíneas y 71 millones
para Austral. El desbalance entre una y
la otra se explica en parte porque es la
primera de las compañías la
que soporta toda la estructura comercial
y administrativa de ambas.
Si a aquel número se añade
el pasivo, que a la fecha supera los 1000
millones de dólares, surge nítido
el alto costo que tiene para el Estado la
recuperación de las líneas
de bandera. Ambas están formalmente
a cargo de Marsans, aunque los fondos para
sostenerlas fluyen generosamente de la caja
estatal: desde mediados de año, el
desembolso estatal suma 200 millones de
dólares que, según la ley
de rescate accionario, se hace bajo dos
posibles conceptos: para capitalizarlos
o como deuda a cobrar.
Los administradores estatales no se atreven
a conjeturar si se podría llegar
a déficit cero en algún momento.
Pero los logros obtenidos hasta el momento
llegan a incomodarlos y no por modestia.
En realidad, los atemoriza la fantasía
de que, ante las dificultades para retirarse
de Aerolíneas llevándose dinero,
Marsans se entusiasme con la mejora de los
números y pretenda quedarse y retomar
el control del negocio.