27/10/2008 01:43
Ambito Financiero - Nota - Economía
- Pág.12
Tras el inicio de nacionalización
de la línea aérea
Dueño de Aerolíneas
lleva sus quejas a El Salvador
Por: Sergio Dattilo
Gerardo Díaz Ferrán, uno de
los dueños del grupo Marsans y presidente
de la CEOE, la poderosa central empresaria
española, viajará esta semana
a El Salvador para participar de la Cumbre
Iberoamericana a la que asistirá
también Cristina de Kirchner.
Según fuentes cercanas a Marsans,
el empresario, que comparte la propiedad
de Aerolíneas Argentinas-Austral
con su compatriota Gonzalo Pascual, dirá
un duro discurso contra las políticas
que viene llevando la administración
de los Kirchner contra las empresas españolas.
El dirigente no sólo encararía
en su «speech» los insucesos
que llevaron a Aerolíneas-Austral
a la quiebra técnica, sino también
a lo que padecieron los bancos, las privatizadas
y ahora las AFJP, más las repercusiones
de estos hechos en la Bolsa madrileña.
Es conocida la excelente relación
(casi de amistad) que mantiene Díaz
Ferrán con el rey Juan Carlos, lo
que a su vez le asegura una fluida llegada
al gobierno, sea éste del color que
fuere. Y a diferencia de lo que suele suceder
en la Argentina con la UIA, las posiciones
de la CEOE son escuchadas y respaldadas
por las administraciones españolas.
Cabe recordar que las versiones -lanzadas
por el propio gobierno, en especial el controvertido
secretario de Transporte, Ricardo Jaime-
respecto de la posible expropiación
de Aerolíneas-Austral hizo que el
presidente del Gobierno español se
comunicara con su par de la Argentina, y
se concertara un encuentro en El Salvador
de ambos mandatarios. El embajador español
Rafael Estrella había hecho una gestión
similar ante el canciller Jorge Taiana.
Gestiones
Las gestiones formales continuarán
el miércoles cuando regresen a Buenos
Aires Vicente Muñoz y Eduardo Aranda,
los ejecutivos de Marsans a quienes se les
encomendó cerrar el pleito con el
gobierno de la mejor manera posible. Esa
«mejor manera» es conservar
el control de Austral (incluso cediendo
49% al Estado, trabajadores y un socio local)
a cambio de no percibir monto alguno por
Aerolíneas. La apuesta de los españoles
es demostrar que, sin tarifas reguladasni
sindicatos que los saboteen, son capaces
de operar una aerolínea eficiente
y que hasta gane plata.
La certeza de que es imposible que Aerolíneas-Austral
funcione con los gremios en contra fue comprobada
por el gobierno por primera vez el viernes
pasado: ese día un grupo rebelde
de la APA (personal de tierra) enfrentado
al secretario general Edgardo Llano paralizó
los vuelos en Aeroparque por un altercado
con algunos pasajeros que se quejaron por
atrasos en las salidas.
Esos retrasos habían sido provocados
a su vez por averías en cinco de
los nueve aviones MD que opera Austral,
o sea la misma cantidad que tenía
en vuelo cuando la manejaba Marsans. A pesar
de las promesas del administrador designado
por el gobierno, Julio Alak, de que se repotenciaría
la flota tanto de Austral como de Aerolíneas,
lo cierto es que -a pesar de que el déficit
pasó de u$s 1 millón a u$s
2 millones diarios desde el cambio de administración-
el número de aviones operativos se
mantiene sin cambios desde el 17 de julio,
cuando se firmó el acuerdo. Las razones
habrá que buscarlas en la crónica
falta de mantenimiento de la envejecida
flota; hacer un «c-check» (revisión
exhaustiva) de un MD cuesta cerca de u$s
500.000, y repotenciar cada uno de sus dos
motores, u$s 1 millón. Si el gobierno
ya tiene dificultades para explicar los
u$s 50 millones por mes que está
aplicando a Aerolíneas-Austral, sería
más difícil intentar hacerlo
si pone en valor la flota.
Fue Alak quien debió ir el viernes
a Aeroparque cual bombero a apagar el incendio
provocado por el paro gremial. A cambio
del levantamiento, habría prometido
al sindicato reducir de ocho a seis horas
la jornada diaria, lo que de confirmarse
hará crecer más el costo laboral
de la empresa.
A Alak no pareció importarlecuidar
la frágil alianza del gobierno con
el frente de sindicatos (la mencionada APA,
la AAA del personal de a bordo, la UPSA
-personal superior- y sobre todo APLA, de
los pilotos de Aerolíneas) al hacer
la concesión que le reclamaban los
delegados de Aeroparque; este sector podrá
exhibir esta «conquista» en
las próximas, inminentes elecciones
internas en la que intentarán desplazar
a Llano.
En el ambiente de los pilotos, además,
se dice que en el gobierno ganaría
terreno la idea de jubilar a Jorge Pérez
Tamayo, el combativo secretario general
de APLA, que pasó casi dos semanas
en Seattle visitando la planta de Boeing.
A pesar de que Pérez Tamayo es el
habitual comandante de los vuelos en que
se desplaza Cristina de Kirchner, algunos
encumbrados funcionarios no verían
con buenos ojos que siga controlando la
empresa desde la clave Gerencia de Operaciones,
cargo que ocupa un hombre de su «riñón».
Pérez Tamayo se acerca a los 62 años,
edad límite para comandar aviones
de pasajeros.