08/09/2008
Crítica - Nota - El País -
Pág.16
SE ENDURECE LA NEGOCIACIÓN
POR AEROLÍNEAS
Manual para conducir
sin copilotos molestos
El Gobierno usará la Ley de Sociedades
Comerciales que prevé el mecanismo
de la disolución. Marsans amenaza
con retomar el control.
El Gobierno tiene un as
bajo la manga para jugar en caso de que
la negociación con Marsans se complique
aún más. De confirmarse que
Aerolíneas Argentinas y Austral tienen
un patrimonio neto negativo, los abogados
del Estado planean recurrir al artículo
94 de la Ley de Sociedades Comerciales,
que ante esta situación obliga al
accionista a capitalizar la empresa en cuestión
o directamente disolverla. Lo paradójico
es que el actual presidente de Aerolíneas
es Horacio Fargosi, coautor de esta norma
fundacional del derecho argentino. Sería
como hacerle tomar un poco de su propia
medicina.
La convivencia entre el Gobierno y los representantes
de Marsans en Aerolíneas se transformó
casi en un juego de póker.
El período de transición de
60 días que vence el 17 de este mes
no es tan pacífico como se pensó
cuando se firmó el acta acuerdo para
iniciar la transferencia de acciones al
Estado.
Con la discusión irresuelta por el
balance de 2007 de la empresa, el Gobierno
vio otra ventana de contraataque judicial
en caso de que las negociaciones se compliquen.
Marsans cometió por estos días
una desprolijidad que le puede costar cara.
PriceWaterhouse entregó un primer
borrador de ejercicio anual con un patrimonio
positivo de $59,6 millones a los auditores
del Estado.
A los 15 días, la empresa dijo haberse
equivocado y presentó un nuevo balance
del ejercicio del año pasado con
un patrimonio neto negativo de $102,5 millones.
En el caso de que se confirmara este número,
varios cerebros legales del Gobierno ya
pensaron un recurso legal para dirimir más
rápido la discusión por el
pasivo y cuánto se paga por las aerolíneas:
la ley 19.550, de sociedades comerciales.
El artículo 94 de esta norma prevé
que si el patrimonio neto es negativo –habla
de pérdida de capital social–
se puede disolver la sociedad. El artículo
96 permite evitar esta medida si los socios
acuerdan un reintegro total o parcial del
capital perdido. En caso de consensuarse
la disolución de la sociedad, tiene
que ser dictada por una sentencia judicial.
También ven en el artículo
206 otra base para llevar adelante su plan.
Establece que la reducción de la
sociedad es obligatoria cuando las pérdidas
insumen las reservas y el 50% del capital.
En la Casa Rosada ven en la demora de la
empresa en presentar un ejercicio anual
definitivo un recurso de Marsans para evitar
que el Gobierno saque su as de debajo la
manga.
Según pudo saber Crítica de
la Argentina, la presentación de
dos balances diametralmente opuestos generó
un cortocircuito entre Marsans y el encargado
de certificar sus números, la consultora
PriceWaterhouse.
Los últimos tres ejercicios anuales
de las empresas no fueron positivos. En
2005, según datos de la Secretaría
de Transporte, Aerolíneas-Austral
perdió $444,7 millones; en 2006 tuvo
otro déficit de $98,8 millones, y
lo último que se sabe del año
pasado es que perdió $585,5 millones.
Para todo 2008, el Gobierno proyecta un
resultado negativo cercano a los $750 millones.
Abogados expertos en derecho comercial dicen
que esta nueva estrategia legal del Gobierno
es posible. Sin embargo, tienen dudas sobre
la disolución de la empresa y las
consecuencias negativas que esto tendría
en el renacer de la futura Aerolíneas.
La salida negociada siempre será
la más conveniente para las dos pa
El artículo 94 prevé
la disolución de la sociedad, si
el accionista no revierte el patrimonio
neto negativo.
PLUNA por el camino
inverso
Hoy comienza la etapa de
conciliación entre el Estado uruguayo
y la empresa Leadgate, dueña del
75% de la aerolínea PLUNA. Los privados
dijeron que dejarán de volar la ruta
deficitaria Montevideo-Madrid y hasta amenazaron
con retirarse de la sociedad con el Estado
uruguayo. Si en veinte días no prosperan
las negociaciones, ambos irían a
un arbitraje, aunque existe optimismo en
lograr un acuerdo.
“Hay una crisis mundial de las compañías
de aviación... se pueden imaginar
que PLUNA no puede ser una excepción”,
dijo el vicepresidente de la República,
Rodolfo Nin Novoa. Al ser consultado acerca
de si se debía estatizar PLUNA o
si el Estado debería tener una mayor
participación en la gestión
de la empresa, Nin respondió: “No.
Esto es inviable... es inviable en manos
de empresas privadas... ¿Usted se
animaría a poner plata para PLUNA?
¿De su bolsillo?”, retrucó
el funcionario.