Pero con el surgimiento en 1978 de la desregulación
aerocomercial como instrumento
indispensable para el desarrollo y la competitividad
empresarial, se absolutiza el rol protagónico
del MERCADO, minimizando como contraparte
la indispensable función del Estado,
que comprende entre otras,la de fijar reglamentaciones
claras, adecuadas y específicas para
cada actividad, y verificar además
el cumplimiento de las mismas.
Obviamente el transporte aéreo no
quedó al margen de las transformaciones
que cambiaron la concepción del rol
del Estado, pero ha dejado como saldo de
la experiencia, una larga lista de accidentes
menores y catástrofes que no guardan
precedente en la historia de la aviación
comercial. Con ello ha quedado demostrado
que el mercado podrá garantizar
pasajes de tarifa reducida pero, de ninguna
manera, la preservación del patrimonio
más importante que debe tener la
aviación: LA SEGURIDAD.